ZAGREB, Croacia (AP) — A la medianoche del sábado, Croacia cambió a la moneda común europea, el euro, y retiró docenas de retenes fronterizos para integrarse a la zona de libre tránsito más grande del mundo.
La medida constituye un nuevo comienzo para la pequeña nación balcánica de 4 millones de habitantes que captó la atención internacional hace tres décadas cuando fue escenario de una brutal guerra que arruinó casi una cuarta parte de su economía.
Con su incorporación al espacio Schengen de Europa —libre de controles fronterizos—, los croatas serán ahora parte de los casi 420 millones de personas que pueden viajar sin pasaporte para trabajar o divertirse en cualquiera de los 27 países miembros.
Al adoptar el euro, Croacia se beneficiará de una profundización de los vínculos financieros con los otros 19 países que usan la moneda común y con el Banco Central Europeo. La medida también facilitará los viajes y los negocios porque elimina el inconveniente del cambio de moneda a los croatas que viajan al exterior y a los decenas de miles de turistas que visitan el país cada año para disfrutar de la costa adriática.
Mientras numerosas personas en Croacia celebraban en las calles la llegada del Año Nuevo, el ministro del Interior del país, Davor Bozinovic, visitó el cruce fronterizo de Bregana con Eslovenia para desear la mejor de las suertes a los últimos viajeros a los que les revisarían su pasaporte en ese lugar.
Eslovenia, como integrante del espacio Schengen, tenía la encomienda de salvaguardar su frontera externa desde 2007.
Ahora, esa responsabilidad será asumida por Croacia, que continuará aplicando estrictos controles fronterizos en sus fronteras con Bosnia, Serbia y Montenegro, que no pertenecen a la UE.
“Abrimos nuestras puertas a una Europa sin fronteras. Esto va más allá de eliminar los controles fronterizos, es la ratificación definitiva de nuestra identidad europea”, dijo Bozinovic después de ver el levantamiento de las barreras por última vez en el cruce limítrofe de Bregana, junto con su colega eslovena Sanja Ajanovic-Hovnik.