Suecia asumirá este 1 de enero la presidencia rotatoria de la Unión Europea durante seis meses para los que se ha fijado como prioridades reforzar la seguridad del bloque, avanzar en la transición ecológica, reimpulsar la competitividad de las empresas europeas y afianzar el Estado de derecho; si bien la agenda estará inevitablemente marcada por la invasión rusa de Ucrania y la necesidad de reformar la política migratoria común tras años de parálisis.
“La Unión que se convirtió en sinónimo de paz, libertad y comercio vive ahora junto a la clase de guerra que una vez creó la necesidad misma de la UE. La guerra tendrá repercusiones decisivas para la presidencia sueca”, avisó en un discurso reciente el primer ministro sueco, Ulf Kristersson.
Por ello, Suecia, que espera culminar el proceso para su entrada en la OTAN, sitúa en lo alto de las prioridades del semestre la seguridad de la Unión Europea tanto desde el apoyo sin fisuras a Ucrania frente a Rusia como desde la necesidad de reforzar el peso geopolítico de los Veintisiete, en un mundo “cada vez más inseguro”.
Lo hará además tras un final de año en el que Hungría hizo tambalear la unidad del bloque con lo que un alto diplomático definió como “diplomacia del chantaje” por mantener durante semanas sucesivos vetos que hicieron peligrar decisiones clave como el último paquete de sanciones a Rusia o la ayuda de 18.000 millones a Ucrania para 2023.
La Unión Europea está empeñada además en construir relaciones económicas sólidas con socios “fiables” que le permitan dejar atrás, por ejemplo, su dependencia energética de Rusia o romper con China como principal proveedor de materias primas, para lo que 2023 será clave para avanzar en la finalización de pactos de libre comercio con países como México, Nueva Zelanda o el bloque de Mercosur.
La necesidad de una profunda reforma del mercado energético será otro de los grandes debates que marcarán el primer semestre de 2023 tras las medidas de intervención urgente que han negociado los Veintisiete durante este año para contener los precios alcistas de la energía.
También será un semestre importante para las relaciones tras un primer acercamiento con el relevo de Donald Trump en la Casa Blanca, pero que vuelven a tensarse por la Ley para Reducir la Inflación de la Administración Biden que prevé miles de millones en subsidios para sectores clave como el del automóvil pero que la UE considera “inaceptable” por discriminar a sus empresas.
Migración y balcanes
Otro de los asuntos que marcarán la agenda de los países de la Unión Europea durante el semestre que coordinará Suecia es la gestión migratoria frente a la reactivación de rutas de entrada irregulares desde los Balcanes occidentales y el Mediterráneo.
La Unión Europea arrastra desde la llamada ‘crisis de los refugiados’ de 2015 la necesidad de resolver las profundas diferencias entre socios respecto al modo en que afrontar la presión migratoria y compartir el peso de la carga de la acogida de quienes llegan irregularmente y de los que piden protección internacional a su llegada.
Tras varias propuestas desechadas, los Veintisiete mantienen sobre la mesa desde hace dos años la propuesta de reforma de la Comisión Europea para acordar un “Pacto de Migración y Asilo” con el que consensuar el equilibrio entre responsabilidad y solidaridad que satisfaga a todas las capitales.
El acuerdo sigue estancado en las cuestiones fundamentales pero los países han logrado en los últimos meses acercar posiciones en elementos necesarios para avanzar y coinciden en el interés de reforzar el control de la frontera exterior y convencer a los países terceros para agilizar las deportaciones de los que llegan de manera irregular hasta la UE.
El modo en que afrontar el aumento de llegadas ha sido motivo de fricciones graves entre los socios durante el final de 2022, por ejemplo por la negativa del Gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni de permitir el desembarco en puertos italianos de migrantes rescatados en alta mar que chocó con la censura del Gobierno de Emmanuel Macron, que anuncio la suspensión de su participación en un programa europeo voluntario de acogida de asilados.
El veto de Austria y Países Bajos a la entrada en el espacio sin fronteras Schengen de Rumanía y Bulgaria, pese a contar con el respaldo de la Comisión Europea desde hace una década y el apoyo del resto de socios, es otro elemento que queda pendiente y que la Unión Europea se ha comprometido a resolver en los primeros meses de 2023.
Asimismo le corresponderá a la presidencia sueca preparar las primeras discusiones a Veintisiete sobre la reciente petición de adhesión a la UE de Kosovo, territorio cuya independencia no reconocen cinco países entre ellos España, ya que de la decisión de los Estados miembro dependerá de cuándo pedir a Bruselas una evaluación sobre la petición.