Pelé, Edson Arantes do Nascimento, nacido el 23 de octubre de 1940 en Três Corações, se convirtió en mito con 17 años cuando llevó a Brasil a su primera Copa del Mundo en 1958, un pionero de la fantasía con el balón y el golazo que puso el fútbol en el lugar de privilegio que ocupa dentro del deporte como ‘O Rei’.
El astro brasileño, fallecido este jueves a los 82 años, brilló y deleitó en blanco en negro y a color. Un innovador adelantado a su tiempo e inventor del ‘jogo bonito’, del espectáculo en el campo y goles imposibles, con el talento innato que ya había enseñado Alfredo di Stéfano y seguirían Johan Cruyff, Diego Armando Maradona y un Leo Messi recién reafirmado, en generaciones posteriores.
Pelé quiso de siempre ser futbolista, como su padre Dondinho, y debutó con 15 años en el Santos. Una época en la que el fútbol nada tenía que ver con el de ahora, en un ejercicio de fe, salido de las favelas, para llegar a ser el deportista mejor pagado del mundo. El brasileño fue un ídolo en tiempos de dificultades, que exprimió su don hasta formar una personalidad para la eternidad.
El debate estará también siempre, sobre si Pelé, o quién si no, es el mejor de todos los tiempos. Números dejó el brasileño: tres Copas del Mundo (el que más), 1.283 goles, dos Copas Libertadores, seis veces campeón de Brasil, pero el posible consenso sobre su figura va más allá. Pelé revolucionó el fútbol y como jugador no tenía defectos: un físico portentoso, calidad con ambas piernas y con la cabeza, visión de juego fuera de la lógica.
Pelé era un artista dentro y fuera del campo, un héroe muy admirado capaz de ruborizar a Muhammad Ali y de eclipsar a The Beatles. Sin embargo, como persona, el futbolista sudamericano era un tipo normal, familiar, amigable y católico, que no salió de Brasil porque le encantaba el arroz con frijoles de su madre. Le gustaba estar en casa, con 25 grados de media y al lado del mar.
En un vídeo de la FIFA por su 80 cumpleaños, Pelé reconoció la importancia de tener cerca a sus padres. Además, Dondinho fue quien le obligó a ir a la prueba del Santos para dejar el Bauru Athletic Club. “Todo lo que soy se lo debo a mis padres. Me educaron en respetar a las personas. Mi padre me decía ‘estás aprendiendo, no pienses nunca que eres mejor que nadie'”, contó.
Pelé y la copa del mundo
El Santos lo tuvo claro aunque era un niño y también la selección nacional, que le hizo debutar con 16 años y unos meses de profesional, donde forjó su leyenda en los Mundiales. “Pelé es obviamente infantil. Es muy joven como para responder”, rezó el informe del psicólogo de Brasil de cara al Mundial de 1958. “Quizás tengas razón, pero no sabes nada de fútbol. Si su rodilla está bien, jugará”, fue la respuesta del seleccionador Vicente Feola.
Pelé se recuperó a tiempo de esa lesión y acudió con 17 años a su debut en la Copa del Mundo. Cuando el de Três Corações marcó a Gales en cuartos se convirtió en el goleador más joven del torneo y aún lo sigue siendo. “Ese gol me subió la confianza por completo. El mundo ahora conocía a Pelé. Era imparable”, confesó años después. Así fue: tres goles a Francia en semifinales y un memorable doblete a Suecia (5-2) en la final que dio la primera estrella a Brasil.
Ahí nació ‘O Rei’, de las cenizas recientes del ‘Maracanazo’, delantero de la ‘Canarinha’ entre 1957 y 1971. Después, el aún joven futbolista llegó al Mundial de Chile 1962 como el mejor jugador del mundo pero una lesión dejó la batuta a Garrincha en la defensa del título. A Pelé le cosieron a patadas también en el Inglaterra ’66 y el jugador del Santos sufrió la primera crisis de su carrera, incluso renunció a la selección. El ariete volvió para un último baile ya a color en las televisiones de todo el globo.
Pelé se reivindicó en México 1970 como el único futbolista con tres Copas del Mundo. El ’10’, con casi 30 años, dejó cuatro goles y seis asistencias en uno de los mejores equipos de la historia, que tenía figuras como Jairzinho, Tostao, Rivelino, Gerson, Carlos Alberto o Clodoaldo y que consagró el ‘jogo bonito’. En la final se despidió ‘O Rei’, marcando un último gol que abrió la lata del 4-1 a Italia, ante 100.000 espectadores en el Estadio Azteca.
Ni europa ni balón de oro, pero con los mejores
“No he muerto. No he muerto”, cuenta Rivellino, recordando lo que gritó Pelé al entrar al vestuario con la tercera estrella de Brasil. La IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol) y la FIFA nombraron a Pelé el mejor futbolista del siglo XX, pero el crack sudamericano no jugó en Europa, ni ganó el Balón de Oro, hasta el honorífico que le dieron en 2014.
Sin embargo, ‘France Football’, la revista que creó y ahora entrega junto a la FIFA el galardón al mejor jugador del mundo, reconoció poco después que Pelé habría ganado siete Balones de Oro de no ser por la restricción europea que tuvo el premio hasta no hace mucho (2007). El brasileño no quiso salir de casa pero, por supuesto, tuvo ofertas de los mejores clubes de Europa.
A finales de los años 50, los intentos por fichar a Pelé llevaron al entonces presidente de Brasil, Janio Quadros, a formular una ley que declaró al jugador ‘Tesoro Nacional’. El brasileño fue pretendido por Real Madrid y Milan principalmente, pero no dio el salto a las ligas europeas, un debe para muchos en las comparaciones del olimpo aunque fuese poco menos que una cuestión de Estado.
‘O Rei’ terminó su carrera jugando tres temporadas en el New York Cosmos hasta su retirada en 1977, ayudando a un fútbol en gestación y abriendo el camino de retiro a Estados Unidos que seguirían otras estrellas hasta hoy en día. Pelé dejó una marca de 1.283 goles (Récord Guinness), casi a uno por partido y máximo goleador de Brasil hasta que le igualó Neymar (77) en el Mundial de Catar 2022.
La selección ‘verdeamarela’ ganó después de Pelé los Mundiales de 1994 y 2002, cuando ‘O Rei’ entregó el trofeo a Cafú. Así se quedó la pentacampeona, mientras ‘Pelé’, nombre que salió cuando era niño de pronunciar mal el nombre ‘Bilé’ –un portero del Vasco da Gama durante su infancia–, vivía un retiro cargado de vida social.
Pelé se hizo querer hasta el último día
“Solo me falta ir a la luna. Si hubiera un balón en la luna, iría a dar unos toques”, dijo en una entrevista en 2020. Después de su retirada el 1 de octubre de 1977, en un partido de exhibición entre Cosmos y Santos que jugó con ambos equipos, Pelé siguió ejerciendo de héroe nacional de Brasil, un embajador del fútbol, pero también de la lucha racial y contra la desigualdad social.
Su imagen traspasó fronteras por la retransmisión a color y universal que llegó precisamente en México 1970, como las tarjetas amarillas, que nacieron en aquel Mundial para ‘proteger a los buenos’, como se diría ahora, a Pelé. Por la gran pantalla también apareció el exfutbolista, con su papel más famoso en ‘Evasión o Victoria’, una película con Michael Caine y Sylvester Stallone.
El exjugador fue Embajador de la UNSESCO, creó su Fundación y fue Ministro de Deportes de Brasil entre 1995 y 1998. En lo sentimental, Pelé se casó tres veces: Rosemeri Cholbi, Assiria Seixas Lemos y su esposa desde 2016 Marcia Aoki, y tiene siete hijos reconocidos.
El futbolista ‘que paró una guerra’, ocurrió así en África en 1969, deja sus valores, su influencia y su creatividad. Pelé irrumpió al ritmo que crecía el planeta y llegó lejos como pocos, los que se sientan en la mesa de los mejores. El brasileño admiró a Di Stéfano y la ‘Saeta Rubia’ tuvo debilidad por Pelé.
Cruyff se quedaba con el del Santos, pero no le gustaba clasificar a los héroes de cada era. Maradona y un Messi coronado con el Mundial en Catar son dos más en el debate del olimpo o los que votarían por Cristiano Ronaldo también pedirían su sitio. Edson, ‘Pelé’, fue llamado así por Thomas Edison y quizá no inventó el fútbol, pero sí fue el primer mago con el balón.