La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha defendido las medidas “inmediatas” adoptadas por su Gobierno para controlar la llegada de viajeros procedentes de China pero ha reconocido que este tipo de medidas, para ser efectivas, deben adoptarse de forma coordinada dentro de la UE.
Meloni ha afirmado en rueda de prensa que las autoridades italianas vigilan “minuto a minuto” la evolución de la situación tras la aparente explosión de los casos de COVID-19 en el gigante asiático, que ha levantado gran parte de las restricciones en vigor.
Italia se adelantó al resto de socios de la UE imponiendo la obligatoriedad de presentar una prueba negativa a todos los viajeros procedentes de China. La orden, cuyos detalles se han conocido este jueves, estará vigente en principio hasta el 31 de enero de 2023, según la agencia AdnKronos.
La Comisión Europea ha convocado el Comité de Seguridad Sanitaria para que los ministerios de Sanidad de los 27 adopten una respuesta “coordinada”, algo que ha reclamado explícitamente Meloni en su comparecencia de final de año ante los medios de comunicación.
En relación a otras posibles medidas, la dirigente italiana ha apostado por enfocar cualquier iniciativa hacia las pruebas o las mascarillas, así como en llamar a la “responsabilidad ciudadana”. Meloni ha puesto en tela de juicio la eficacia de restringir la movilidad, por ejemplo mediante confinamientos.