La infancia en Irak, ante la amenaza del cambio climático por la escasez de agua y las temperaturas extremas

UNICEF resalta que la crisis está agravada por “el legado de los conflictos” desde 2003, con aún 1,2 millones de desplazados

MADRID, 24 Dic. 2022 (Europa Press) –

La infancia en Irak se encuentra afectada por la creciente amenaza del cambio climático, incluida la escasez de agua o las temperaturas extremas, situaciones que “afectan a la paz y la seguridad en el país”, según ha alertado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El jefe de comunicación de UNICEF en Irak, Miguel Mateos Muñoz, ha destacado en una entrevista a Europa Press que “hay una crisis climática que afecta a todo el mundo”, si bien ha hecho hincapié en que “cuando se habla de crisis climática en Irak se habla de crisis de los derechos de los niños”.

“Para el año que viene prevemos que habrá una grave escasez de agua debido a que hay unos niveles más bajos de agua subterránea y a que continúa la reducción de los flujos en los ríos principales”, ha relatado, antes de indicar que “se estima que el 15% de los niños se verán afectados por esto en el centro y el sur de Irak y necesitarán ayuda humanitaria”.

Así, ha detallado que “el 6% de los niños iraquíes están expuestos a una alta frecuencia de olas de calor”, una cifra que, según dos escenarios planteados dependiendo de las emisiones hasta 2050, reflejan que en ambos “el 100% de los niños van a sufrir esta alta frecuencia de olas de calor, que van a ser más prolongadas y con temperaturas aún más extremas que las que hay a día de hoy”. “Este año hemos llegado a los 52 grados no un día ni dos, sino fácilmente un mes y medio”, ha especificado Mateos Muñoz, que ha resaltado que “en poco menos de dos años, UNICEF ha ayudado al Gobierno de Irak a llegar con agua potable y segura a 1,5 millones de personas”.

En esta línea, ha apuntado que “en torno a 1,7 millones de personas necesitan acceso a servicios de agua, saneamiento e higiene” ante un “problema combinado” acentuado por el desplazamiento, las temperaturas “excesivas” y la falta de acceso a electricidad y agua. “Hay desplazamiento masivos de población y eso requiere una serie de servicios añadidos a las necesidades ya existentes del país”, ha resaltado.

“Los problemas de acceso al agua y saneamiento se van a incrementar porque continúan los desplazamientos, el incremento de las temperaturas y las inundaciones y sequías. Esos fondos se van a necesitar más y más durante los próximos años”, ha dicho. De esta forma, ha explicado que UNICEF trabaja con el Gobierno y las autoridades del Kurdistán para que “se asegure el suministro de agua” y ha apostado por “soluciones duraderas”.

Por otra parte, ha manifestado que la situación “es un legado de los conflictos de 2003 a 2017, que desplazaron en torno a seis millones de iraquíes” y ha puntualizado que, si bien “es verdad que se han hecho esfuerzos de reconstrucción y estabilización de las áreas afectadas y que se está intentando promover el retorno sostenible de todas esas personas (…) aún hay desafíos y muchas necesidades”.

“A septiembre de 2022, 1,2 millones de personas seguían desplazadas, mientras que en torno a 4,9 millones han regresado a sus lugares de origen”, ha especificado, antes de indicar que muchos de los retornados “viven tanto en zonas remotas como en zonas en disputa, por lo que la atención y los recursos del Gobierno (…) son bastante limitados”.

Por ello, ha recordado que “cuando se produjo el cierre bastante abrupto de campamentos para desplazados en octubre de 2020, la población en ellos se redujo de algo más de un cuarto de millón que había en agosto de 2020 hasta en torno a 180.000 en septiembre de 2022”. Esto provocó que “la cantidad de desplazados que viven fuera de los campamentos (…) llegara en torno al millón, incluidos 370.000 en sitios informales”.

En la actualidad la asistencia humanitaria “es necesaria para tres millones de personas, de las cuales 1,3 millones son niños”, mientras que “en términos de necesidad humanitaria aguda, hay en torno a un millón de personas, entre los cuales hay 460.000 niños”.

Mateos Muñoz ha reconocido el impacto de la guerra en Ucrania sobre la financiación internacional y ha dicho que “está claro que cuanto más conflictos o más situaciones de ayuda humanitaria hay en el mundo, la tarta de la distribución de fondos es limitada”. “Las necesidades de Irak no se reducen. Es cierto que hay problemas de acceso a fondos y seguimos haciendo un llamamiento a donantes para que sigan considerando Irak una prioridad”, ha señalado.

Trabajo sobre el sistema educativo

Además, ha apuntado que el organismo tiene entre sus objetivos llegar a medio millón de niños con educación formal e informal, así como facilitar “un sistema combinado, tanto a distancia como en persona, a 4,2 millones de niños”. Así, ha destacado la importancia de los programas de “empoderamiento de las niñas” y de “mantenimiento e incremento de las tasas de retención de las estudiantes en el sistema educativo iraquí”.

“Cuando las niñas llegan a la educación secundaria hay un número muy importante que deja el sistema escolar asociado a normas de género en el país, por ejemplo el trabajo adolescente, el matrimonio infantil o situaciones en las que las familias creen que ya han estudiado suficiente y no necesitan estar en el colegio”, ha explicado, antes de decir que es crucial “asegurar que las niñas no dejen el sistema educativo”. “Para que Irak pueda avanzar como un país de renta media o media-alta que es, hay que avanzar en ese terreno”, ha apuntado.

Así, ha resaltado que “la falta de oportunidades, especialmente entre la juventud” ha llevado a casos de trabajo infantil, que ha descrito como “consecuencia del sistema”. “En Irak, del 60 al 70% de la población tiene menos de 25 años. Hay que generar oportunidades de trabajo para esa población”, ha argumentado.

En este aspecto es relevante la debilidad del sistema de protección social, en el que “hay mucho margen de mejora”. Por ello, ha dicho que “para que Irak se estabilice a largo plazo se necesitan las redes de protección social para que las familias más vulnerables tengan acceso a ingresos y recursos mínimos para enfrentarse a sus carencias”.

Apoyo psicosocial ante la violencia

El portavoz de UNICEF ha destacado la importancia de los programas de apoyo psicosocial a niños, muchos de los cuales “abordan traumas derivados de los conflictos que ha habido”. “No sólo niños que estén en situación de traslado (…), sino también niños que sufran de violencia derivada de la propia situación del país”, ha explicado.

“Según los últimos datos que tenemos, que son de 2018 (…), el 80% de los niños de Irak sufren violencia”, ha lamentado, antes de agregar que “para este año que entra se quiere llegar a 53.000 niños, adolescentes y tutores de estos niños para acceder a programas de apoyo psicosocial y de salud en las comunidades”.

“Para el año que viene se necesitan 77,6 millones de dólares fundamentalmente para programas de protección al menor”, ha dicho Mateos Muñoz, que ha indicado que “este año han muerto o han quedado mutilados 107 niños por restos de explosivos de guerra”, incidentes que durante los últimos cinco años han dejado 500 niños muertos o heridos.

Ante esta situación, UNICEF mantiene en marcha campañas de sensibilización destinadas a explicar a los niños en las zonas de riesgo qué forman tienen esos explosivos, pedirles que no se acerquen a ellos, y “apoyar al Gobierno y abogando para que el Gobierno continúe desminando zonas del país”.

Por último, ha hablado de una “mejora gradual” en la salud materna y neonatal en los últimos 20 años, por ejemplo en lo relativo a la mortalidad infantil y la vacunación”. “Este año tenemos en Irak la mejor tasa de vacunación cuando hablamos de sarampión y la vacuna combinada –difteria, tétanos y tos ferina– en los últimos 20 años”, ha destacado, antes de agregar que en 2021 nacieron 500.000 niños en clínicas “directamente apoyadas por UNICEF”.

 

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