Días de mucho movimiento en Gran Hermano. Los nuevos jugadores, Camila y Ariel, se afianzan con sus respectivas estrategias, Coti protagonizó un fuerte cruce con dos ex aliadas, y la casa se revolucionó con la llegada de la primera figura que regresó gracias a los repechajes.
A continuación, un repaso por los puntos más álgidos de esta semana en Gran Hermano.
Coti: pelea, un gesto obsceno y una sanción letal
Coti quedó expuesta. La semana pasada, la correntina utilizó la espontánea para ir en contra de las mujeres de la casa, una audaz maniobra que derivó en la eliminación de Daniela. Y mientras ella procuraba que su jugada no quedara revelada, Romina y Julieta no comprendían quién las había votado, porque Coti les juraba incansablemente que jamás hubiera ido contra ellas. Pero con el correr de los días, las sospechas aumentaron… Hasta que todo explotó.
Durante una comida, Coti se sinceró y dijo que más allá de las amistades, si ella tenía que votar a otra mujer, lo iba a hacer, porque Gran hermano es ante todo un juego de estrategias. En ese momento, Alfa comenzó a arengar diciendo “¡Coti traidora!”, y Julieta no tardó en exclamar con ironía: “¡Y sí, si ya sabemos que venís a jugar! ¡Está bueno nominar amigas!”. A partir de ahí, dio inicio un feroz griterío entre “traicionera” y “traicionadas”, en el que las tres cruzaron comentarios filosos e innumerables acusaciones. La pelea duró varios minutos, y terminó con Julieta diciéndole a su rival que tenía “el culo sucio”, y Coti, en tono de burla, se limitó a reír y agarrar un papel con el que hizo el ademán de limpiarse.
Luego de eso, la situación de Coti empeoró aún más cuando fue sancionada. Horas antes de decidir a quién votaba para reingresar a la casa, la participante recibió una sanción al leer un mensaje del exterior, que llegó envuelto en una pelota y la motivaba a elegir a Martina, la segunda eliminada de la casa. Ya en el confesionario, Gran Hermano le anunció que, debido a la falta cometida al leer información proveniente del “afuera” se vería imposibilitada de votar por el reingreso.
Ariel y Camila: dos formas de juego
Durante la semana pasada, Ariel y Camila ingresaron al reality, y el paso de los primeros días sirvió para ver de qué forma juega cada uno. Ambos tienen estrategias muy distintas, que apuntan a establecer rivalidades y alianzas.
Con respecto a Camila, su juego se basa en buscar compañeros y confidentes. De esa forma, ella se mostró muy interesada en acercarse a Marcos, con el que entrenó y charló mucho tiempo, como parte de su estrategia (¿o quizá haya otro interés?). También procuró mantenerse neutral en las discusiones, y al menos de momento, muy lejos está de sumarse a alguno de los bandos.
Con respecto a Ariel, todo indica que su primer objetivo es Alfa. En varias oportunidades, el nuevo jugador se le acercó y, de forma muy disimulada, lo “pinchó” con distintos temas, poniendo a prueba su paciencia y provocándolo una y otra vez (aunque nunca faltándole el respeto ni buscando la confrontación abierta). Sin embargo, la presencia de Ariel terminó por desatar una batalla no por sus jugadas, sino por sus ronquidos. Durante las noches él ronca muy fuerte, y eso provocó un gran malestar en muchos de sus compañeros, despertándolos y hasta generando que algunos se muden de habitación. ¿Guerra psicológica? Claro que no, más bien guerra de ronquidos.
La vuelta de Juliana
Una de las mayores novedades de la semana, fue el comienzo del repechaje. Según informó el propio Gran Hermano, serán tres los participantes eliminados que tengan la posibilidad de regresar, y durante el miércoles se concretó la primera vuelta.
Elegida por votación entre los miembros de la casa, y en un recuento muy ajustado que llevó al líder de esta semana (Alexis) a desempatar, quien terminó por imponerse fue Juliana. Todo indicaba que la elegida iba a ser Daniela, una posibilidad que hacía temblar a Coti, porque iba a significarle una nueva jugadora en su contra; pero cuando la puerta se abrió y entró Tini, la alegría fue mayor para la correntina y especialmente para Maxi, que nuevamente convivirá con su pareja.
Lo cierto es que Juliana entró exultante a la casa, sintiéndose poderosa por la información que tiene del “afuera”. El problema es que en varias conversaciones reveló datos que, por exigencia de la producción, debería guardarse para sí para no alterar el juego de aislamiento. Este jueves por la noche, en el debate, se expuso las “metidas de pata” de Juliana y se dio a conocer la decisión de Gran Hermano de anularle los votos en la próxima nominación, enviarla directamente a placa y no permitirle disputar la prueba de liderazgo la semana próxima.
El gran interrogante ahora es quiénes serán los dos nuevos beneficiados por el repechaje, en este caso elegidos por el público, cuyos nombres se revelarán el próximo lunes.
Un osito sin pelos en la lengua
Al momento de ingresar a la casa, cada jugador tiene la posibilidad de entrar algún artículo especial, por el que quizá sienta un afecto o un apego especial, y la elección de Ariel en esa categoría, fue un osito de peluche. Cuando Alfa se enteró de eso, no puedo evitar tentarse, pero lo más interesante llegó cuando él decidió que ese peluche podía tener una función muy cómica: comenzó a utilizarlo como una herramienta para denunciar algunas estrategias polémicas.
Ese osito “buchón” encontró en Coti a su primera víctima. No pudiendo contener la risa, Alfa empezó a preguntarle al osito quién había hecho la espontánea, y el peluche afirmó frenéticamente con su cabeza cuando escuchó el nombre de Coti. Todos festejaron la humorada excepto la joven participante, que encontró insoportable la actitud del osito.
La gran emoción de Romina
Como parte de los festejos navideños, Gran Hermano sorprendió a los participantes con un regalo muy especial. Llamándolos uno a uno al confesionario, les mostró a los jugadores un video con un mensaje navideño de parte de sus familiares. Y Romina conmovió al público y a sus compañeros, cuando se emocionó hasta las lágrimas frente a un video de sus tres hijas. “Gracias, necesitaba esto”, dijo la exdiputada antes de retirarse del confesionario.