Durante el invierno, el lugar de encuentro es frente a la chimenea; en verano, el jardín y el quincho se convierten en el sector favorito de la casa. Con una estructura que conserva sus marcas de época y árboles centenarios (se trata de una antigua quinta que ocupa tres lotes en Beccar), sus actuales dueños la encontraron casi por casualidad. De camino a visitar otra propiedad, cuando la vieron le preguntaron al jardinero si podían pasar.
Para las paredes exteriores, Recuplast Frentes ‘8607’ (Sinteplast) con aberturas en esmalte sintético brillante ‘6723’ de Sherwin Williams. (Javier Picerno/)
revista Living casa en Beccar (Javier Picerno/)
“La casa estaba deshabitada desde hacía un año y medio, solo mantenían la pileta y el parque. Nos quedamos tan fascinados que a los pocos días fuimos a verla con Manu, el hijo mayor de Matías”, cuenta Soledad. Hasta ese momento, durante la semana vivían en el departamento que ella tenía en Belgrano, ya que ambos trabajaban en el Centro; y los fines de semana, se mudaban al barco de él, en San Isidro.
El mueble que ya estaba en la casa fue pintado de blanco y restaurado. Tiene una puerta con arco de medio punto, como la de entrada. Escritorio de roble y silla (Antigüedades Simpson). (Javier Picerno/)
Vista total del living-comedor
“Los dos somos de la zona y nos gusta la vida al aire libre. Además, Matías ama la madera, que acá está tan presente en los techos del living, las aberturas y la biblioteca. Los espacios amplios y la posibilidad de hacer un quincho nos terminaron de convencer”, recuerda. Entonces, con muebles antiguos –heredados o comprados– en casi todos los ambientes, acompañaron el espíritu de la casa; hoy, como familia de cinco, sumados sus hijos Cata y Beltrán.
Sofá ‘Victoriano’ tapizado en pana de algodón (Fradusco). Butacas individuales (Antigüedades Simpson), mesa de centro (Compañía Nativa). Obra de Gustavo Vázquez. (Javier Picerno/)
La orientación les resultaba muy práctica en casi todos los ambientes, pero el living quedaba algo oscuro: por eso abrieron una nueva ventana en la pared lateral. (Javier Picerno/)
Mesa y sillas (Antigüedades
Simpson). Lámpara colgante ‘Faja’ de hierro color óxido y tela (La Pantalla). Alfombra de lana tejida a mano (Elementos Argentinos). Cortinas hechas con género de Compañía del Comercio. (Javier Picerno/)
Una cocina al rojo vivo
La mesa verde agua tiene más de 100 años: estaba en casa de un pariente de Soledad. Sillas Thonet Cruz (JB Lacroux). (Javier Picerno/)
Mesada de microcemento gris y revestimiento Subway. Los muebles de madera son los originales, hoy pintados de rojo shocking. (Javier Picerno/)
Suite principal
Si bien de menor tamaño, la puerta de la suite es idéntica a la de entrada. Sillones individuales retapizados con género de Zanav. (Javier Picerno/)
En el dormitorio principal, combinaron el cielo raso blanco con paredes beige ‘6378′ (Sherwin Williams). Como ya tenían otros espacios de guardado, decidieron demoler el vestidor para ampliar el baño en suite. Pero la maravilla de la chimenea propia quedó.
Ropa de cama (Home Collection). Al pie ubicaron un baúl heredado. (Javier Picerno/)
Tanto en el living-comedor como en los dormitorios, los pisos son de lapacho natural, el mismo material del que está hecho el barco de Matías.
Vanitory de madera (La Ferme). Espejo hecho a medida. Lámparas galponeras (Indelec). Toalla de algodón (Claudia Adorno). (Javier Picerno/)
Dormitorio adolescente
En el cuarto de Manuel: almohadón y cortina hechos con tela de Compañía del Comercio. Cuadro (JB Lacroux). El velador es obra de la dueña de casa.
Para recibir amigos
El actual quincho era antes una casita independiente: le dieron continuidad desde el interior de la vivienda principal, demolieron dos paredes para abrirlo al jardín e hicieron un baño a nuevo.
Sillones de ratán sintético con mesa baja (Compañía Nativa). Piso calcáreo (Compañía de Pisos Argentina). (Javier Picerno/)
El lujo de un árbol añoso en el jardín. (Javier Picerno/)
