Suele decirse que todo esfuerzo tiene su recompensa. El de Marruecos ya es un gran botín: unas semifinales en un Mundial. El trabajadísimo bloque de Walid Regragui, férreo como el que más tras encajar solo un gol en lo que va de Copa del Mundo y fue en propia, ha llevado por el camino de la amargura a Croacia, Bélgica, Canadá, España y Portugal. Sin embargo, el estado físico de sus pupilos está llegando al límite.
Noussair Mazraoui y Nayef Aguerd cayeron en el partido contra España en octavos y no estuvieron presentes contra Portugal en los cuartos. Allí, Regragui perdió a Romain Saïss, su otro central de garantías. Solo Achraf Hakimi, uno de sus mejores futbolistas, se está librando de la quema en defensa. Otros futbolistas clave en su esquema, como Sofyan Amrabat y Hakim Ziyech, terminaron con molestias pero se les espera de partida contra Francia.
El tiempo será el mejor aliado de Marruecos, pero la semifinal contra los galos es el miércoles. Poco margen para poder recuperar a ninguno de sus tres lesionados. “Voy a hacer todo para estar ahí. Quiero ayudar a mi equipo, pero hay momentos en los que hace falta ser razonable y no ser un peso solo por orgullo personal”, reflexionaba Saïss tras eliminar a Portugal, duelo en el que se retiró en camilla y con un ostensible vendaje en el muslo izquierdo, zona que “ya me dolía antes del partido”.
A las bajas por su enfermería el técnico deberá añadir la de Walid Cheddira, expulsado frente a los lusos por doble amarilla. No estaba teniendo mucho peso en sus esquemas, pero a estas alturas todo soldado es bienvenido para ser alistado en cada batalla.