Argentina tiembla, Brasil perece, también lo hace Portugal. Este Mundial abraza el desconcierto y quiebra los códigos jerárquicos, pero Francia no se deja someter a más ley que la suya propia, resistente a las maldiciones del campeón, sólida como ninguna otra selección a solo dos estaciones ya del destino final. Inglaterra le propuso este sábado una bella pugna futbolística, una de las mejores que se han vivido en estas semanas sobre suelo qatarí, pero la selección de Deschamps salió victoriosa de ella.
No habría resultado injusto que quien se cruzara con la descarada Marruecos el próximo miércoles (20.00 horas) fuera Inglaterra, pero el aire sopla a favor de Francia en este campeonato. En un día en absoluto deslumbrante de Mbappé, supo tirar de otras armas, de Tchouaméni, Griezmann y Giroud, y celebró la impericia de Kane para anotar el segundo de los penaltis de los que dispuso. Nada que reprocharle tiene Inglaterra a su capitán, que es también su corazón. Tantas veces bombeó sangre por todos los demás que todo en él es disculpable, por mucho que la consecuencia sea la eliminación del Mundial.
Francia cobró ventaja, aunque fuera simbólica, desde el arranque. Mbappé arrancó a trotar en dirección de la portería de Pickford antes siquiera de que el árbitro diera inicio al partido. Parecía con prisa el tótem francés por descorchar la noche en el Al Bayt, un estadio que representa como ninguno la ostentación y el dispendio de Qatar para este Mundial, levantado con forma de descomunal jaima en medio de la arenosa nada, rodeado de jardines palaciegos, ornamentales fuentes de diseño y cobertizos decorativos.
En Mbappé, en cambio, nada es contingente, pues la mínima mueca de sus piernas yergue las cejas de cualquier defensa. Rara vez cabalga sin sentido el del PSG, aunque en ocasiones pueda parecerlo. Como en el germen del gol francés, en el que aró el césped en diagonal, con un rumbo horizontal que no permitía intuir el peligro. Pero con ese movimiento aplastó a toda la defensa inglesa en su área, permitiendo que después Tchouaméni recogiera el balón en la frontal y quebrara el 0-0 con un potente y preciso zarpazo junto a la base del poste.
Kane, al rescate
Estupefacta por el revés, Inglaterra se agarró a la mayor certeza que ha conocido en décadas, un Harry Kane que siempre levanta la mano cuando se solicitan voluntarios frente al abatimiento. El capitán inglés fue quien se encargó de estirar a los suyos (pudo incluso ser objeto de un penalti que no se sancionó como tal), con un par de buenos acercamientos, pero echaba de menos el auxilio de Bellingham y de Foden, demasiado dispersos en la primera mitad, bien maniatados por la siempre tupida telaraña defensiva francesa.
La activación del centrocampista del Dortmund tras el descanso engrasó la reacción de Inglaterra, consolidada en un penalti del goleador Tchouaméni sobre Saka. Kane puso el balón sobre el punto de cal, lo recolocó, miró a los ojos a su ‘hermano’ Lloris, una década ya codo con codo en el Tottenham y le batió con su habitual efectividad. Con ese su 53º tanto con Inglaterra igualó a Rooney como máximo goleador histórico de su selección.
El partido se puso entonces tenso y dinámico, con ocasiones alternas en ambas porterías, hasta que se resolvió en un duelo de estibadores, el que protagonizaron Giroud y Maguire. El ariete galo acababa de avisar con un remate forzado ante el que Pickford se lució, pero a la segunda ya no hubo absolución para Inglaterra. Griezmann sacó su compás para dibujar un envío bellísimo en su precisión para que su ‘9’ cabeceara a gol, con la involuntaria ayuda del codo de Maguire dificultando la labor de su portero.
Kane, no al rescate
Southgate reaccionó de inmediato, ejecutando sus dos primeros cambios en ese minuto 79 del encuentro. Entraron Sterling y Mount y el segundo de ellos fue enseguida decisivo. O eso esperaba Inglaterra. Theo Hernández cometió penalti por empujar al del Chelsea, pitado tras ser revisado en el VAR, y Kane tuvo la ocasión de volver a empatar al partido. Pero esta vez, tras su mirada férrea a los ojos de Lloris llegó un disparo a las nubes. Su mirada, entonces, quedó fija en los telares que ejercen de estrafalario techo de las tribunas de Al Bayt.
No supo ya Inglaterra levantarse del golpe, apenas ya amenazante en una falta directa de Rashford que no encontró la dirección adecuada. Cuartos de final fue su última parada en este Mundial. Ya solo restan Francia, Marruecos, Argentina y Croacia en liza. Y solo puede quedar una.