Desde hace unos meses ya sabemos que el World Padel Tour, propiedad de Damm, tiene que competir con los petrodólares de Qatar para sostener su circuito profesional de la pala.
La pugna es internacional, pero en España tiene sus ramificaciones, con la organización de un primer torneo de Premier Padel en Madrid y su posible entrada en Barcelona; en ambos casos, la promotora creada por QSI y presidida por Nasser Al-Khelaifi, se ha aliado en el país con Octagon, que ha logrado músculo financiero dando entrada en el proyecto al family office Tripelsum.
El emirato, protagonista estos días por albergar uno de los Mundiales más polémicos de la historia del fútbol, fue pionero en Oriente Medio en el uso del deporte para ganar relevancia internacional.
Y se presupone que con éxito a ojos de su vecina Arabia Saudí, que compró el Newcastle y la Supercopa de España en el fútbol; cada vez tiene más sedes internacionales de motor y con LIV Golf ha puesto patas arriba uno de los deportes con más tradición.
Su último movimiento afecta al país, pues le ha arrebatado al European Tour el torneo que se celebraba en el RC Valderrama. ¿La razón? 150 millones de inversión sin riesgo para el club gaditano. Difícil competir con eso.
