Meterse o que te metan en vereda

En unas semanas se abrirá un nuevo periodo de fichajes y empezaremos a ver un sinfín de nombres sobre la mesa relacionados con el FC Barcelona. Los entrenadores piden refuerzos por norma -Xavi no es una excepción-, y son pocos los presidentes que no estandarizan salir a fichar por presión social o deportiva. Esta junta directiva tenía toda la legitimidad para afrontar un proceso de reestructuración basado en el “sangre, sudor y lágrimas”, pero esa presión lo llevó a un golpe de timón bajo el pretexto de que no ganar títulos alargaría la agonía.

El problema de ese giro de guion es que se hizo con un atrofiado músculo financiero, fruto de una arriesgada política deportiva del anterior presidente, Josep Maria Bartomeu y una pandemia que se llevó por delante más de 390 millones de euros de negocio ordinario. Y así hemos llegado hasta el momento actual, en el que los cambios de LaLiga en materia de control económico ya no son únicamente para evitar las trampas en Segunda División, sino también para atar en corto a quienes piensen que las mal llamadas palancas equivalen al milagro de los panes y los peces.

Si bien los más adeptos considerarán que es una nueva injerencia o ataque de Javier Tebas al Barça, lo cierto es que la decisión tiene un punto de “o te metes o te metemos en vereda”. Y como socio del Barça, empiezo a preferirlo. Se ha aceptado con mucha ligereza que, en lugar de asumir un sacrificio deportivo algo más largo, lo mejor para el club es descapitalizarlo de activos para poder continuar fichando y no perder estatus en el panorama internacional.

Se ha asumido, sin casi oposición, que lo mejor es no actuar con más realismo en el ámbito deportivo, dejar que “la inercia de los contratos” haga su trabajo y, mientras, tapar con la venta temporal de derechos un agujero operativo de 200 millones de euros. Y eso es precisamente es lo que busca evitar la norma: que un club -sobre todo hoy el Barça, pero otros estudiaban seguir el camino- no comprometa excesivamente su futuro por las urgencias del presente.

De hecho, lo que la nueva norma dice es que los clubes no pueden ceder derechos que equivalgan a más de un 5% de su negocio ordinario, independientemente del número de temporadas. Y no pone ninguna restricción a la venta de unidades de negocio que hoy no existen. De ahí que cobre tanto interés el reciente acuerdo con Legends, porque si lo que se busca son ingresos extraordinarios para no dejar de fichar, en este nuevo escenario cobra más sentido vender la gestión de los nuevos negocios del Spotify Camp Nou que la venta parcial de BLM.

 

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