El recinto, y más desde esta perspectiva, ya parecía más un buque portacontenedores que un estadio de fútbol. Su nombre, en cualquier caso, nos confudió todavía más: 974, como el prefijo telefónico de Catar.
Pero no ha sido hasta esta semana que hemos acabado de alucinar con el feudo donde Brasil se merendó a Corea del Sur el pasado lunes. Tras la exhibición de la ‘Canarinha’, varios empleados empezaron a desmontarlo. Sí, sí, como lo oyen. Los trabajadores van a sacar cada una de las piezas que componen este estadio con capacidad para 44.089 espectadores y las van a reutilizar en otro proyecto.
¿Cuál? Ni idea. Pero cuando limpien la zona, pondrán un lago artificial. Catarí que te vi.