“¿Justo ahora te enfermás?”, fueron al Mundial de fútbol y un hecho inesperado cambió los planes de la pareja

Estaba asustado. Pero también un poco enojado y molesto con la situación. En el pecho tenía una mezcla de emociones que le costaba poner en palabras. Finalmente, y después de tanto esfuerzo y tiempo de ahorrar dinero, estaban en el lugar con el que habían soñado.

Pero algo no salió como lo habían imaginado. En cuanto pusieron un pie en Rusia para asistir a los partidos por la Copa Mundial de la FIFA 2018, Ángeles, su novia desde hacía ocho años y a quien había elegido para llevar ese deseo a la realidad, comenzó con una serie de síntomas que cambiaron los planes que tenían para esos días. Pero también para el resto de sus vidas.

Ella llegó a Viña, ambos tenían pareja, pero él era el encargado de pasearla por la ciudad: “¿Qué pasa si te doy un beso?”

Alberto y su novia Ángeles cumplieron un sueño en Rusia.

Fútbol, una pasión compartida

Se habían conocido por Internet cuando ella -que es santiagueña- estudiaba en la capital de la provincia de Corrientes. Él vivía en esa ciudad. Chateamos durante varios meses, también hablaron por teléfono en ese tiempo. Las conversaciones cubrían temas de diferente índole pero siempre terminaban intercambiando opiniones y puntos de vista sobre fútbol. Finalmente, un día él la invitó a tomar unos mates y se conocieron personalmente. Desde ese día ya no se separaron.

Viajar a un Mundial de Fútbol siempre había sido el sueño de ambos. Y tras largos años de mucho sacrificio y esfuerzos para ahorrar, lograron comprar los pasajes. Pero en Rusia algo no salió como esperaban. “Me enfermé. Me bajaba la presión, tenía mucha fiebre, vómitos, dolor de columna y riñones. Pero me había propuesto aguantar. Y así lo hice. Hasta que el día que Argentina perdió con Francia. Ese día ya no pude más y me quedé dormida en la puerta de un baño público en el Kazán Arena. Me levanté como pude y viajé unas quince horas en tren hasta Rusia, donde hacíamos base. Cuando llegamos, mi cuadro había empeorado”.

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“¿Justo ahora te venís a enfermar?”

Llamaron al teléfono de emergencias. Ella terminó internada en un hospital alejadísimo de la ciudad. “Me explicaron que a ese hospital llevaban a pacientes con enfermedades raras o infectocontagiosas. Para colmo de males, ni mi novio ni yo hablábamos ruso. Y nuestro inglés era básico”. Él estaba asustado y un poco enojado.

— ¿Justo ahora te venís a enfermar?, le dijo en tono de reproche.

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Ya en el hospital, a Ángeles le hicieron una serie de pruebas médicas. Aunque estaba muy débil, pudo observar todo lo que ocurría a su alrededor. La tecnología que usaban para los monitoreos le llamó la atención. “Tenían hasta un láser para detectar la venas y colocar de manera certera una vía para suero”.

Esa fue la primera medida que tomaron los profesionales. Ella estaba deshidratada. Llevaba alrededor de 18 días de vómitos y prácticamente sin alimentarse. “Yo solo quería ir a la cancha, entonces me aguantaba todo”. La indicación de los médicos fue contundente: pasaría 24 horas internada con tres sueros conectados. Al día siguiente, la mañana del 3 de junio de 2018 la vida de la pareja cambiaría para siempre.

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“¿Qué tengo, me voy a morir?”

Temprano, una enfermera se acercó a la habitación donde ella estaba recostada y la condujo a un sector donde hacían ecografías. Minutos antes, habían escuchado de la junta médica las palabras peritonitis/apendicitis. “Yo me creía morir y mi novio estaba enloquecido por todo lo que nos estaba pasando”.

Los resultados de los estudios que le hicieron a Ángeles.

Luego de un primer acercamiento con el ecógrafo a la zona abdominal, la técnica levantó la vista y se dirigió al novio de Ángeles. “Le habló a mi novio y le dio el diagnóstico en ruso. Obviamente no le entendíamos hasta que repitió lo que había dicho cerca del teléfono para que el pudiera traducirlo con una aplicación. Y ahí él entendió todo”. Mientras, en la camilla, Ángeles los miraba atónita sin entender el motivo por el que se pasaban el teléfono y nadie le decía qué era lo que tenía. Hasta que no aguantó la intriga y le gritó a su novio.

— ¿Qué es lo que tengo, me voy a morir?, le dijo enfurecida

La cara del muchacho estaba pálida. Los ojos desorbitados y la boca abierta. “Jamás me voy a olvidar de ese momento. Me miró fijo y con un hilo de voz, mientras señalaba mi vientre, pronunció las palabras que nunca hubiera imaginado”.

— Acá dice la técnica que estás embarazada.

Octavio en la panza de su mamá

“Caminé entre nubes”

Ángeles quedó en shock. No podía creer lo que escuchaba. Llevaban más de cinco años buscando un bebé. Pero su diagnóstico de ovario poliquístico le había quitado el sueño de ser madre. “Y, en ese instante, en la punta del mundo, la luz llegaba a mi vida”.

Octavio nació en febrero de 2019

A continuación la condujeron a una sala diferente. En la puerta decía: sector de maternidad. “Caminé entre nubes, no sé si acaso respiraba, no podía hablar, solo caminaba”. Ya acomodada, una doctora la recibió con una gran sonrisa. Le realizaron otra ecografía. “Pero esta vez no se veían solo manchas en un monitor. Ahí ya estaba mi bebé: siete semanas y un día de gestación. Ya se veía formado. Lloré de alegría. No trajimos la copa del mundo pero sí la copa de nuestra vida”.

Decidieron cambiar todo el itinerario que habían armado. Tenían pensado conocer Praga pero optaron por quedarse en Moscú, más tranquilos hasta que llegara el día en que podrían regresar a la Argentina. Octavio nació un 3 de febrero de 2019. “Y este nuevo mundial lo miramos desde casa con sueños de ir el próximo pero ahora de a tres”.

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