España tiene futuro. Con o sin Luis Enrique. La selección no ha cumplido las expectativas en el Mundial, pero ha demostrado que tiene un modelo. El plan que ha trazado el técnico asturiano tiene recorrido. Hay que hacer ajustes. Y solventar errores. Porque el fútbol es evolución constante. Es imprescindible encontrar soluciones a partidos como el de Marruecos, en los que el rival renuncia completamente a jugar y solo se dedica a destruir. El Barça, salvando las distancias, tiene el mismo problema. Los equipos que forman una doble muralla defensiva en bloque bajo dificultan la ejecución del estilo porque cierran completamente los espacios. Se necesitan alternativas en el ataque estático, que ante Marruecos no se hicieron visibles.
Luis Enrique es consciente de esta debilidad. Y si continúa en el cargo, deberá trabajar en ello. Como hace Xavi. Los entrenadores son los que mejor saben cómo resolver estos problemas. Ya lo explicaba muy bien Johan Cruyff en uno de sus particulares discursos: “Hay mucha gente que puede decir que un equipo juega mal. Hay pocas personas que puedan decir por qué juega mal. Y hay menos gente aún que pueda decir lo que debe hacerse para jugar mejor”. No son los periodistas (ni los afines ni los críticos), no son los dirigentes (Luis Rubiales mantiene su confianza inquebrantable en el seleccionador), ni siquiera son los futbolistas (absolutamente fieles al técnico) quienes deben aportar las soluciones. Tiene que ser Luis Enrique… si es que se siente con fuerzas para hacerlo.
España, insisto, tiene futuro. Con jugadores de enorme talento como Pedri y Gavi como ejes principales del equipo. Esta selección puede seguir creciendo si se mantiene el modelo. Formada a imagen y semejanza de Luis Enrique, necesita encontrar un hombre gol (Morata da para lo que da). No es fácil porque hay pocos delanteros nacionales que puedan ejercer ese papel (Borja Iglesias y Aspas fueron descartados a última hora por el técnico asturiano). Y Ansu, de momento, es una gran incógnita: sigue muy lejos de su mejor forma y no juega ni en el Barça ni con España.
Luis Enrique (o su sustituto) deberá ‘inventarse’ un goleador para los próximos torneos. Pero lo que no debe hacer jamás (Luis Enrique o su sustituto) es cambiar su plan de juego. Perder la personalidad sería el primer paso hacia el fracaso. Ya lo dijo Guardiola: “Cuando no se gane será el momento en el que habrá que confiar más que nunca en el modelo, porque la tentación para apartarse de él será muy fuerte”. Pues eso…