La crítica de Monegal: Es muy posible que en política haya vampiros

Hablábamos ayer de esa ilusión tan curiosa que tienen algunos presentadoras y presentadores que escriben novelitas creyendo que así se redimen de la telebasura que fabrican en sus platós cada día.

A algunos políticos les pasa lo mismo. Cansados de la vil política en minúsculas que a diario se practica, convocan a amigos y conocidos para presentar un librito que han escrito. Se hacen la ilusión de que así elevan el espíritu. Es muy humano. Incluso ocurre a veces que su libro tiene índices de venta aceptables. Otra cosa es que, además de comprarlo, alguien se lo haya leído.

Eso le pasó al reportero volante de ‘El intermedio’ Isma Juárez cuando estuvo el otro día en la presentación de la novela ‘El escaño de Satanás’ del vicesecretario del PP Esteban González Pons. Iban entrando los invitados (Esperanza Aguirre, Carlos Iturgaiz, Andrea Levy, Celia Villalobos….) y Juárez les preguntaba si habían leído algún libro de González Pons. En concreto su novela anterior, titulada ‘Ellas’. Y todos decían que sí pero nadie sabía explicar de qué iba.

¡Ahh! Es lo que decíamos: es fácil comprar el libro de un amigo de la política, lo difícil es leerlo. Bien mirado es preferible que los políticos que quieran elevar su espíritu se dediquen a escribir cuentos o novelitas. Y que eviten los escritos políticos con pretensiones históricas. Menos aún su propia autobiografía.

Hace unos días Xavier Graset (‘Més 324’, TV-3) entrevistó al historiador Borja de Riquer a raíz de su monumental trabajo sobre Francesc Cambó (‘El último retrato’, Edit. Crítica y Edicions 62, 2022) y Riquer le decía: «Los historiadores nos miramos las autobiografías de los políticos con pinzas. Acostumbran a deformar la realidad para justificarse».

Efectivamente. No son fiables. Colorean a su gusto la película del período político que han vivido para quedar favorecidos. Para no incurrir en ese vicio González Pons, inteligentemente, abraza la ficción, el género bárbaro, en ‘El escaño de Satanás’ y cuenta que el Congreso de los Diputados de Madrid está edificando sobre un cementerio horrible que es la puerta del infierno, una especie de tremenda ultratumba.

Es más, cuando vió que se le acercaba el sarcástico reportero Isma Juárez con el libro le puso en la primera página: «Para el amigo Isma, que sabe que los vampiros existen y los entrevista». Es una dedicatoria interesantísima. Confirma que en política hay vampiros.

 

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