El género de la comedia romántica con fondo navideño es ya un clásico en la cultura anglosajona que triunfa a nivel mundial. Un ejemplo icónico, por su naturaleza, y porque se viene emitiendo por esas fechas desde hace 20 años y sigue enganchando, es ‘Love Actually’, filme coral con pequeñas grandes historias de amor, drama y humor. Ahora Netflix tendrá su propio ‘love actually’ (así, como si fuera un género): ‘Smiley’, una serie basada en una obra de teatro de Guillem Clua, cuyo éxito ha traspasado nuestras fronteras.
El propio dramaturgo ha cogido a sus dos protagonistas, dos gais que viven una historia de encuentros y desencuentros, les ha rodeado de un universo que representa la diversidad en las formas de vivir el tema del amor (unas lesbianas, gente mayor, una pareja heterosexual…) y les ha colocado en una espectacular (así son las imágenes) ciudad de Barcelona. La plataforma estrena sus ocho capítulos este miércoles, 7.
Nuevos referentes
“La búsqueda del amor, ser querido, es un motor tan poderoso, que siempre hace que las obras, las películas, las series que hablan de eso sean muy atractivas. Pero lo que cambia es la forma”, explica Guillem Clua, su creador. Y una ficción de los años 20 del siglo XXI, pese a recuperar esos elementos narrativos de la comedia romántica clásica y todos sus clichés, tenía que tener otros referentes.
“En los años 90 hubo muchos, pero igual faltaba recuperar un referente contemporáneo, y eso significa incluir el movimiento LGTBI”, cuenta Carlos Cuevas (‘Merlí’, ‘Merlí: sapere aude’), uno de los protagonistas. “Y mira qué sencillo: solo con cambiar lo de chico y chica por dos chicos como protagonistas, se produce una verdadera revolución”, añade. “Pero, por encima de todo, ‘Smiley’ cuenta cosas muy universales”, apunta Miki Esparbé (‘El inocente’), el otro.
La traba de los prejuicios
El enredo, tan típico del género, comienza en el minuto uno. Álex (Cuevas), un camarero guaperas rendido al culto al cuerpo y la música electrónica, y Bruno (Esparbé), arquitecto amante de la literatura y el cine, se conocen por culpa de un mensaje de voz dejado en el buzón equivocado. Y se enamoran perdidamente. Aunque los prejuicios que sienten el uno hacia el otro no se lo pondrán fácil. Como único punto en común tienen que ambos quieren algo más que un rollo de una sola noche. Buscan el amor. Aunque bien aderezado de sexo, claro.
Las otras historias, que giran también en torno a ese sentimiento, son las de una pareja de lesbianas, Vero (Meritxell Calvo, ‘Amar es para siempre’) y Patri (Giannina Fruttero, ‘Ema’), que está en crisis, aunque les cueste reconocerlo (o saberlo), y la del transformista, al que da vida Pepón Nieto (‘Los hombres de Paco’). “El referente sabio, el que tiene las respuestas, pero a la vez está solo”, detalla Clua, que con él quiere rendir un homenaje a esa figura. Y a los gais que resultan invisibles a partir de los 50.
Introducción del bilingüismo
El amor maduro tiene su representación en los personajes de la madre de Álex y un amigo suyo de la juventud, así como en el de Pepón Nieto, y no falta una pareja heterosexual con hijos, y problemas, que interpretan Eduardo Lloveras (‘Intimidad’) y Ruth Llopis (‘El rey tuerto’), que en la versión castellana de la serie introducen el bilingüismo de forma natural —como ya se hizo en la serie ‘Intimidad’ con el euskera–, al mantener sus conversaciones en catalán.
“Es muy necesario que una serie como esta, que llega a más de 190 países, tenga una trama en este idioma. Porque el bilingüismo es una realidad en la ciudad de Barcelona para cualquiera que viva aquí”, advierte Esparbé. La productora, Minoria Absoluta, pidió rodarla íntegramente en catalán, con lo que pasaría a ser la primera serie de Netflix grabada en ese idioma, pero finalmente se optó por el bilingüismo. El doblaje al catalán en la versión en esa lengua lo han hecho los propios actores.
‘Smiley’, dosificada con acierto en capítulos de 30 o 35 minutos que invitan a verla de un tirón, no es una historia de amor gai solo para gais, como tampoco habla únicamente de amor y de desamor. También se aborda “la amistad, la ambición, la proyección… Temas muy universales”, concluye Esparbé. Una ficción nacida para enamorar.