Hola Mbappé, me llamo Neymar Jr.

Neymar Jr. regresó y Brasil salió de la depresión para tomar el tren de la alegría: goleó y bailó a Corea del Sur por 4-1, con un primer tiempo en el que la ‘verdeamarela’ fue una apisonadora. La sola presencia del ‘10’, que se había perdido los dos últimos encuentros por un esguince en el tobillo derecho, fue una inyección anímica para la Seleçao. Tras una primera fase muy rácana (incluso fue la selección menos goleadora de su grupo), se sacó el corsé para firmar su primera gran actuación en Qatar digna de su historia y su potencial.

En 45 minutos, Brasil generó y marcó más veces que en los tres encuentros disputados hasta ahora. Y llega lanzada al cruce de cuartos de final, contra la Croacia de Modric. La vista ya está puesta a medio plazo en una posible semifinales con Argentina de quitar el hipo, porque desde Italia 90 no se cruzan las dos superpotencias sudamericanas en una Copa del Mundo.

Sí, hay ‘neymardependencia’ en Brasil. El crack del PSG, más allá de liderar las coreografías en las celebraciones de los goles, hace mejor a su entorno: a Raphinha (que, por fin, jugó al nivel que se presupone que tiene), Vinicius Jr., Lucas Paquetá y Richarlison. Hasta en la pizarra de Tite, que estaba oliendo a moho, pareció que se diseñó algo de ‘jogo bonito’ con la interacción del cuarteto ofensivo.

Y, en el plano individual, Neymar, que tiene facturas para pasar, envió un mensaje directo a sus compañeros de vestuario en París. Con Leo, que lo quiere como a un hermano mayor desde su etapa en el Camp Nou, solo hay en Qatar una rivalidad estrictamente deportiva con muchísimo respeto entre ambas partes como se vio en el ‘Maracanzo’ de la última Copa América. Con Kylian, en cambio, la historia ya es radicalmente diferente. Hay una guerra total entre archirrivales de imposible reconciliación después de que el mundo supo que el francés exigió la salida del paulista del club.

Mbappé ya sabe que si quiere ganar su segundo Mundial seguido y emular a Pelé en Suecia 58 y Chile 62 tendrá, quizás, de batirse con un ‘Ney’ dispuesto a jugar el mejor torneo de su vida.

El Balón de Oro del Mundial se ha circunscrito a los cracks del club de Qatar Sports Investments, en una batalla sin clemencia ni piedad que puede acabar dinamitando su proyecto en París. Neymar, el más beligerante de todos, vive obsesionado con el ‘Hexa’. Piensa que nada ni nadie (o sea, Kylian) lo van a separar de su objetivo. 

 

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