Hace menos de un mes, Los Ángeles Lakers eran un pozo inmenso de desdichas. Habían perdido 10 de sus primeros 12 partidos, acumulaban 5 derrotas consecutivas y lidiaban con un LeBron James lesionado mientras contemplaban una plantilla repleta de agujeros en todos los frentes.
Todo eso cambió a partir del 11 de noviembre, el día que tocaron fondo cayendo ante los Sacramento Kings, y desde entonces acumulan un asombroso 8-2 que ha devuelto la sonrisa a la meca de Hollywood de la mano de un Anthony Davis estratosférico.
¿Han resucitado los Lakers? ¿Están definitivamente de vuelta o son solo un espejismo sin nada consistente detrás?
Estas son algunas de las claves de este inesperado y sorprendente resurgir de unos Lakers que en estos momentos son duodécimos del Oeste (10-12) a un partido del “play-in” y dos de los “play-off”.
UN DAVIS IMPARABLE
Esta fantástica racha de ocho victorias en diez encuentros no podría explicarse sin el fascinante momento de Davis.
Absolutamente dominador como no se le recordaba desde la ‘burbuja’ de 2020, el pívot, por fin lejos de los problemas físicos que le han atormentado en los últimos años, dio un recital descomunal este domingo con 55 puntos y 17 rebotes en la victoria ante los Washington Wizards.
Esta exhibición no fue algo aislado.
En sus últimos diez partidos, Davis ha anotado al menos el 70 % de sus tiros de campo y ha sumado más de 30 puntos en seis de ellos.
Por el camino ha dejado algunas actuaciones para enmarcar como los 44 puntos y 10 rebotes ante Giannis Antetokounmpo en Milwaukee o los 37 puntos y 21 rebotes en la derrota en Phoenix (solo los Suns y los Pacers han ganado a los Lakers en este 8-2).
El pívot ha dejado ligeramente en segundo plano a un LeBron James que, en su vigésima temporada en la liga, tiene claro quién es el faro de púrpura y oro actualmente.
“Es nuestro trabajo darle el balón en todo momento”, afirmó este domingo LeBron, quien aseguró que Davis está jugando a nivel de MVP.
REASIGNACIÓN DE ROLES
El interesante paso atrás de LeBron no es el único movimiento que apunta a una reasignación de roles en los angelinos.
El más claro es la consolidación de Russell Westbrook como líder de la segunda unidad, un papel en el que cada vez está más cómodo y que además reduce de forma saludable el ruido constante en torno al controvertido base.
Como agitador de la segunda unidad, Westbrook ha tenido días muy destacados como su partido en Milwaukee del viernes en el que sumó 15 puntos, 7 rebotes y 11 asistencias sin perder un solo balón.
Otros actores secundarios también han dado un paso al frente, como el audaz y multiusos Austin Reaves o un Lonnie Walker bastante fiable para surtir de puntos al equipo.
Por el contrario, hay nombres que todavía no acaban de encajar en el puzzle (Patrick Beverley, Kendrick Nunn o un Juan Toscano-Anderson lastrado por las lesiones) y existe además la duda de que este crecimiento de los Lakers se haya basado en un tramo asequible de su calendario.
Pero lo que es indiscutible es la serena y sólida labor de Darvin Ham en su primera experiencia como entrenador principal de la NBA para dotar de identidad y carácter a estos Lakers al alza.
¿TRASPASOS EN EL HORIZONTE?
Acudir al mercado o no, esa es la cuestión.
Las cosas marchan tan bien en los Lakers últimamente que hasta han bajado el volumen a las voces que exigían a gritos movimientos sísmicos en la plantilla angelina.
Pero esos murmullos continúan ahora que los Lakers sí son competitivos.
En la lista de posibles fichajes siguen sospechosos habituales de los últimos meses como Myles Turner y Buddy Hield (Indiana Pacers) o DeMar DeRozan y Nikola Vucevic (Chicago Bulls).
En el centro de todas las hipótesis de traspasos y rumores sin confirmar sigue como protagonista estelar Westbrook simplemente porque tener como reserva al segundo jugador mejor pagado de la NBA (47 millones de dólares) es fácil de definir como un lujo innecesario.
Patrick Beverley y Kendrick Nunn también parten con opciones de hacer las maletas.
Pero la pregunta clave es si Rob Pelinka, mánager general del equipo, está dispuesto a desprenderse de sus elecciones de primera ronda de los draft de 2027 y 2029 para hacer “all-in” al enorme momento de Davis, aprovechar a un LeBron que en algún momento tendrá que bajar su nivel y, en definitiva, creer al cien por cien en estos Lakers que quieren regresar a la primera fila de la NBA.