DOHA (Enviado especial). Eran las 2.28 en la madrugada qatarí. El ómnibus de la selección, con un ploteado que lleva su nombre en árabe, salió de las fauces del estadio Ahmad Bin Alí escoltado por tres autos de policía y una moto por detrás. Se escuchaban golpes. Muy fuertes. Con los vidrios polarizados no podía verse dentro, pero los jugadores estaban sacudiendo sus manos con violencia sobre las ventanas, que vibraban como un parlante en una discoteca mientras ellos gritaban canciones de cancha.
De algo de eso se había quejado Lionel Scaloni antes del partido. Que se termina muy tarde y que eso resta horas de descanso. A las 3.20, apenas el equipo llegó a la Universidad de Qatar, la AFA informó que se cancelaba la atención a la prensa de la mañana del domingo. Nada más lógico después de tanto desgaste (físico y emocional).
Ningún jugador de la Copa del Mundo atrae más atención que Lionel Messi; las prácticas argentinas son las más concurridas y los fotógrafos se amontonan por tener una imagen suya (Aníbal Greco/)
¿Por qué la Argentina tardó tanto en irse del estadio? Por Messi. El día después, cuando la tensión reposa después de algunas pocas horas de sueño, la mente está más fresca y detecta la desmesura de la noche anterior. Dicen que así es el fútbol. Todo fue exagerado. Empezando por la actuación del capitán argentino, de la que medio mundo sigue hablando.
De gente del fútbol, del deporte, del espectáculo. De la Argentina, de todos lados. Solamente tres referencias, de cientos. Sólo como ejemplo para darle amplitud de la muestra:
“Fue la mejor actuación individual de esta Copa del Mundo… por una milla” (Rio Ferdinand, exjugador de la selección inglesa y comentarista de BBC aquí en Qatar)“Messi es el hombre” (Andy Murray, tenista)“Gracias Messi” (Ricardo Darín)
Messi, sonriente, llega al estadio acompañado por Leandro Paredes y Paulo Dybala
Como se dijo, la intensidad de un partido angustiante en el final, por una carambola que permitió el descuento australiano, magnificó las expresiones. Los sentimientos se descontrolaron. Messi fue el que llevó tranquilidad a la gente, unos 30.000 argentinos que gozaron tras el triunfo. Le hicieron alabanzas, cantaron juntos (jugadores e hinchas), y prolongaron ese momento mucho tiempo. Demasiado para lo que apenas fue un partido de octavos de final y contra Australia. Ni siquiera un rival tradicional. Todas son explicaciones en el tono de frialdad de la mañana siguiente. La noche había sido demasiado caliente.
Y el eje de todas las demoras posteriores fue… Messi. Los jugadores australianos lo detuvieron en los pasillos del vestuario, antes de llegar a las duchas. Una foto; otra más, por favor. Y el argentino, abrazó a todos, con una sonrisa. Está maduro, se toma el tiempo que antes rechazaba.
Luego, la atención a la prensa. Primero en la cancha, a la televisión, en vivo. Más tarde fue a la conferencia de prensa, con traductores, lo que ralentiza el proceso. Luego, por haber ido a la sala de prensa, no tenía obligación de pasar por la zona mixta (el sector donde se atiende a todos los periodistas), pero también atendió a todos allí. A la decena de canales de televisión, camarógrafos y noteros que buscan sacarle una sonrisa. Algunos logran hacerlo con ingenio. Otros no lo consiguen, y repreguntan varias veces para tratar de retenerlo.
Messi no se impacienta, contesta a todos. Uno por uno. ¿Qué dijo? Lo que dicen los futbolistas:
Messi hizo un enorme desgaste en el partido con Australia (Aníbal Greco/)“Es una alegría conseguir el pase a los cuartos de final. Es una locura ver la gente cada vez que salimos a la cancha y lo que nos transmiten”.“Terminamos sufriendo al pedo, porque estábamos 2 a 0 y de la nada meten un gol y nos meten en el área. Hay momentos en los que hay que sufrir, es un Mundial. Hubiera sido una locura que nos empaten y tener que ir a la prórroga”.“Llegamos acá como candidatos y teníamos que demostrarlo. Lo estamos haciendo. Es otro paso”.“Francia y Brasil, a pesar de haber perdido con Túnez y con Camerún en los últimos partidos siguen siendo los principales candidatos. España también, aunque perdió… ¿con quién perdió en la última fecha? Sí, con Japón. Bueno, eso demuestra que es todo muy duro”.
Pero también se enfoca mucha en la familia, y allí la sonrisa es más genuina que otras: “Mi familia ya vivió otros Mundiales y otras Copa América –recuerda-. Pero para los chicos es diferente. Para Thiago, que ya está grande, y entiende más la importancia de esto, lo está viendo por primera vez así. Hablamos de los partidos que jugamos. Lo viven con intensidad”.
Messi convirtió su primer gol en etapas de eliminación directa en una Copa del Mundo y quebró otro maleficio (Aníbal Greco/)
Luego llega la prensa escrita. Allí el amontonamiento es brutal. Hay más de 30 personas que se lanzan sobre una pequeña valla que los separa del futbolista. Es tanta la presión que se mueve. Hasta da miedo que eso ceda y caigan todos contra el jugador (más de una lesión se ha provocado por cosas como esas).
Nicolás Novello, jefe de prensa, controla que Messi tome distancia para evitar inconvenientes. Pero no pasa nada, todo está bien. Termina y se va. No queda nadie. Literalmente. Messi es el último en salir y a su paso arrastra a todos como una fuerza magnética. La sala se vacía.
Había llegado a ese estadio seis horas y media antes. Allí también fue el último en bajar de ómnibus. Se reía entre bromas con Leandro Paredes y Ángel Correa. Luego se sumó Papu Gómez, que se tapaba la boca con la manga de un buzo para que no identificaran lo que le decía, mientras el capitán soltaba una carcajada.
El espíritu de la vieja selección (la anterior a este Mundial), se vio con expresivas muestras antes de comenzar el partido de los octavos de final. Fue un buen indicio. Sobre todo, una señal de que Messi está muy bien. Y ahora sí: disfruta.