No es habitual que una selección cambie de entrenador a falta de seis meses para la disputa del Mundial. Lo hizo Marruecos, la única representante del mundo árabe en los octavos de final y rival de España: los resultados demuestran que la decisión no fue desacertada.
Fue el bosnio Vahid Halilhodzic quien comandó la clasificación de Marruecos para el Mundial, pero a mediados de mayo de 2022, la federación marroquí decidió prescindir de sus servicios, al considerar que el ambiente que se vivía en el entorno de la selección era irrespirable. El técnico bosnio llevaba en el cargo desde agosto de 2019.
Halilhodzic había tenido serias desavenencias con Ziyech, uno de los mejores jugadores de la selección marroquí. Le acusó de no estar suficientemente comprometido con su selección. Ziyech, nacido en los Países Bajos de padres marroquíes, se enfrentó abiertamente a su seleccionador.
Un viejo conocido
La situación hizo que la federación apostase por un viejo conocido: Walid Regragui ya había sido asistente en el cuerpo técnico de Marruecos entre 2012 y 2013.
Después entrenó al Fus Rabat y al Al Duhail -el equipo qatarí en cuyas instalaciones se ejercita precisamente Marruecos durante el Mundial-, antes de firmar por el Wydad AC de Casablanca, el equipo de donde lo fichó la federación.
Regragui ha relogrado crear el clima de estabilidad que necesitaba la selección marroquí: ha dado con la tecla para combinar talento, orden y disciplina, al punto de que ha devuelto a Marruecos a la ronda de los octavos de final de un Mundial, después de 36 años: en México’86, Marruecos fue eliminada en octavos por Alemania, con un gol de Matthaus en el minuto 88.
Nacido en 1975 en Corbeil Essones (Francia) de familia marroquí y con vínculos sentimentales en Castillejos, la ciudad marroquí más cercana a Ceuta, Regragui desarrolló una discreta carrera como jugador en el fútbol francés y español: fue lateral derecho -y central esporádico- en el Toulouse, Ajaccio, Grenoble y Dijon, y también formó parte de la plantilla del Racing de Santander entre 2004 y 2006, donde trabajó a las órdenes de Lucas Alcaraz, Nando Yosu y Manolo Preciado.
Un compromiso sentimental
En cuanto fue nombrado seleccionador, el pasado verano, Regragui se puso manos a la obra para reconstruir a un equipo afectado por las tormentas que envolvían a su predecesor.
Arregló los asuntos con Ziyech, probablemente el más talentoso de los 26 citados para el Mundial, y sobre todo se dedicó a reclutar y convencer a jugadores no nacidos en Marruecos, pero con un firme compromiso con el país por razones sentimentales y familiares. (El propio Ziyech fue el mejor ejemplo).
De los 26 jugadores convocados para el torneo, más de la mitad, un total de quince, no nacieron en Marruecos.
“El perfil ideal”
“Tiene el perfil ideal”, resume el periodista de ‘Anbaetv’ Abdelouarit Antar, “porque conoce a la perfección el fútbol marroquí, pero también el europeo. No es fácil para alguien como él, nacido en Francia pero conocedor del fútbol marroquí, porque aunque parezca que no, la presión en Marruecos es muy alta”.
Lo sabe bien Regragui, campeón de Liga y de Champions con el Wydad Casablanca. Solo le faltó el título de Copa para obtener el triplete con el club más laureado de Marruecos.
“Conoce a los jugadores. Ha sido jugador y se nota. Se ha rodeado de un cuerpo técnico muy bien preparado. La afición está muy contenta con él, de momento su trabajo está siendo impecable”, añade Abdelouarit Antar. Su opinión resume el sentir de la prensa marroquí, encantada con el rendimiento de su selección en el Mundial. Marruecos está ante un reto histórico porque nunca ha atravesado el umbral de los octavos.
Dos españoles en su cuerpo técnico
En su cuerpo técnico, Regragui ha incluido dos recientes fichajes españoles, los preparadores físicos gallegos Edu Domínguez y Juan Solla.
Marruecos obtuvo su clasificación para el Mundial de manera relativamente cómoda, tras ganar el grupo I y más tarde, superar el plat off decisivo ante la República Democrática del Congo, con un empate a un gol en Kinshasa y una victoria por 4-1 en Casablanca.
Llega a octavos de final como líder del grupo F, que compartió con Bélgica, Canadá y Croacia.