La fiesta de Harry Styles en River: una ovación para Lionel Messi y el delirio constante de sus fans

En un día donde la emoción estuvo a flor de piel, con el país pendiente de la Selección Argentina en el mundial de fútbol de Qatar primero y con el desahogo por el triunfo después, Harry Styles desembarcó por segunda vez en Buenos Aires. En el estadio de River Plate y de la mano de su Love On Tour, el solista pop más influyente de la actualidad se dispuso no solo a mostrar su arte, sino a empezar (repite hoy) a bajar el telón de un gran año para la música en vivo, que marcó hitos como las diez fechas de Coldplay en el Monumental, llenos totales en espacios como el Movistar Arena, el Luna Park, el Campo de Polo y Vélez Sarsfield y festivales de música que se sumaron a la rica oferta de espectáculos: además de Lollapalooza, regresó el Quilmes Rock y debutó Primavera Sound.

Con ese aire de balance, la propuesta que el ex One Direction empezó a mostrar ni bien subió al escenario tuvo gusto a fiesta de fin de año. Antes, a las 15, las puertas de River se abrieron para que entraran los primeros fans, aquellos que durante meses esperaron en las adyacencias de la cancha, con carpas y postas armadas para cuidar sus lugares. A las 18, con el campo ya plagado, Harry sorprendió a todos al salir a escena con remera blanca para arengar al público que se encontraba en pleno festejo por el 2 a 1 a favor de La Scaloneta. A las 19, la DJ Anita B Queen le puso música a la espera y a las 20, la jamaiquina Koffee tomó la posta en su rol de telonera del tramo latinoamericano de la gira.

Suena “Rapsodia Bohemia” y el estadio estalla al saber que es el instante previo a la salida de Styles. Pero el público sorprende al cantar el clásico de Queen de comienzo a fin, como si estuviese tocando en vivo. Minutos más tarde, a las 21.15, aparece Harry de turquesa y blanco y las fans estallan en alaridos. “Sushi”, “Golden” y “Adore You” marcan la tríada inicial. El fervor, lejos de bajar sigue in crescendo. El público es tan o más protagonista que Harry, que se dispone a armar el fan fest perfecto para seguir celebrando el Argentina 2-Australia 1.

“Buenas noches Buenos Aires. Mi nombre es Harry y es un placer estar aquí está noche.. estuve hace cuatro años (en el DirecTV Arena, en 2018) y ese es mi show favorito de todos…Hagamos ruido por el seleccionado argentino”, dispara el cantante la primera parte de su artillería discursiva que seguiría en ese sentido una y otra vez: agradecer al “mejor público del mundo”, pedir una fuerte ovación para Messi y volver a agradecer varias ocasiones más.

Harry despierta el tipo de fanatismo que se evidencia incontenible, que provoca gritos, ovaciones, alaridos y el conocimiento de cada palabra de cada una de sus canciones. Así, de los casi veinte temas de la lista prácticamente no hay ni uno que el inglés pueda cantar solo. Su sonrisa es amplia y sincera, sus movimientos no son los de un bailarín pero sí los de un solista que aprendió rápido a moverse en estructuras gigantes, por delante de la gran pantalla que está sobre sus espaldas, como telón de fondo y en la pasarela central que se mete unos cuantos metros en el campo delantero para poder compartir momentos y selfies con quienes allí se apiñan.

 

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