El primer gran contacto que tuvo Japón con el mundo del fútbol de élite fue en el Mundial de Francia 1998, por primera vez el planeta estaba atento a una actuación futbolística del elenco japonés. Esta era su primera participación en una Copa del Mundo y, además, compartía grupo con la candidata Argentina que plantaba un equipo de gran nivel para la cita mundialista.
Pero para sorpresa de varias personas, no familiarizadas con el deporte, la camiseta de Japón no era ni blanca, ni roja, sino que azul. Un color que nada tiene que ver con la bandera del país del sol naciente. Vale aclarar que los nipones no asistieron a Francia 1938 a causa de la Guerra Sino-Japonesa. En los palcos, varios allegados le consultaron a Saburo Kawabuchi, por aquel entonces, presidente de la Asociación de Fútbol de Japón sobre el por qué del azul. Kawabuchi contestó: “Porque es el mejor color para que nuestra bandera se distinga con nitidez sobre la camiseta”. El presidente decía una verdad, pero ese no era el motivo.
La camiseta nipona fue cambiando de color a lo largo de los años. Comenzó azul, pasó a blanco y años antes (1991) del Mundial de 1998 llegó a ser roja. Ese tono se dejó para diferenciarse de China y las dos Coreas, los otros equipos de la zona. Algunas versiones indican que el azul se utiliza porque en la mitología nipona ese color significa la vitalidad y la juventud. Además, algunos samuráis se vestían de ese tono para tener buenos augurios para obtener la victoria en batalla.
El techo asiático, hace 20 años
Sin embargo, y a pesar de no coincidir con los colores de sus rivales coreanos, la mejor actuación de un equipo asiático fue de Corea del Sur en 2002 y no de Japón. En el primer Mundial en territorio asiático, los surcoreanos llegaron a semifinales y desde entonces es el techo asiático en una fase final. Según los pronósticos de Betfair, que Japón llegue a las semifinales se paga a 9.5€ por euro apostado, es decir, una probabilidad alta teniendo en cuenta que en cuartos el rival potencial podría ser Brasil.
Corea del Sur alcanzó el histórico cuarto puesto en casa. En aquella ocasión los surcoreanos finalizaron líderes del Grupo D, por encima de Estados Unidos, Portugal y Polonia. Ya en octavos despacharon a Italia (2-1), se impusieron por penaltis ante España por los cuartos de final y finalmente cayeron 1-0 contra Alemania en semifinales no sin antes protagonizar escándalos arbitrales ante Italia y España. Tras esto, en el partido por el tercer y cuarto puesto, perdieron 3-2 ante Turquía, cerrando una histórica actuación.
Un proyecto a 100 años vista
Para muchos, el éxito de Japón se remonta a los 90. Esta apuesta que comenzó en 1992 en un proyecto a 100 años está encontrando su razón de ser poco a poco. Japón se propuso tener más de 100 clubes profesionales, así como ganar la Copa del Mundo prevista para ese año 2092 que ni tan siquiera ocupa algo de importancia hasta el momento para FIFA. Mientras el organismo mundial debate si cambiar a que este campeonato se dispute cada dos años, en el país nipón piensan a largo plazo.
Cuando Japón había tocado fondo con el fútbol y tenía miles de modalidades por delante a pesar de ser el deporte rey en el resto del mundo, la Federación Japonesa de Fútbol (JFA) apostó por llevar a estrellas del fútbol mundial que daban sus últimos pasos para atraer la atención (Lineker, Zico…). En ese momento, la JFA tenía dos objetivos principales: uno era construir una liga de fútbol sostenible y exitosa que pudiera enorgullecer a su gente; la otra era ganar el trofeo de la Copa Mundial de la FIFA antes de 2092. Aún queda muchísimo, pero quién sabe si en esos tiempos Japón ya habrá hecho algo importante en una fase final.
Favoritismo de Croacia
Según los pronósticos de Betfair, que Japón le gane a Croacia se paga a 3.5€ por euro apostado y no es favorita ante Croacia en los octavos de final. Sin embargo, ese papel secundario le ha venido bien al cuadro asiático que se presenta en las rondas eliminatorias como una de las sensaciones del Mundial después de ganar a dos campeonas del mundo.