Listos para el boom del biogás en España: empleo, riqueza e impulso para el medio rural

Si los purines, los lodos de depuradora o los estiércoles de animales de granja son considerados por muchos como el nuevo oro negro no es (o no sólo) por el color parduzco de los desechos, sino también porque están llamados a ser una nueva fuente de riqueza y uno de los sustitutos renovables del petróleo y otros combustibles fósiles en el imparable proceso de descarbonización de la energía.

Prueba de la gran proyección de los gases renovables como motor de crecimiento de la economía es la compra de Archaea por parte del gigante energético BP por 4.100 millones de euros. Archaea, compañía líder en la producción de gas renovable, con sede en Houston, produce el equivalente a unos 6.000 barriles de petróleo al día. Esta operación representa por sí misma la imparable transición energética hacia los gases renovables. No es el único ejemplo: las acciones del grupo francés Waga, especializado en biometano, han disparado su precio desde comenzó a cotizar en bolsa.

Del dicho al hecho: proyectos reales

En España, sin embargo, el nivel de desarrollo de la producción de este tipo de energía está muy por detrás del de nuestros vecinos europeos. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en Europa hay cerca de 19.000 instalaciones de biogás y 725 inyectan biometano a la red gasista. De ellas, solo 146 plantas de biogás y 6 de biometano están operativas en España.

Para explicar este retraso en el despegue definitivo, los expertos y principales actores del sector llevan tiempo aludiendo a dos grandes obstáculos principales: la necesidad de un marco regulatorio adecuado y la falta de apoyo institucional y de subvenciones para sufragar la necesaria inversión que requiere poner en marcha los proyectos.

La pasada primavera se dieron los pasos de la creación de una Hoja de Ruta del Biogás por parte del el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y la aprobación de un real decreto que aplica la normativa europea y que permitirá poner en marcha un sistema de certificación de garantía de origen para los gases renovables. Más recientemente ha llegado la hora de impulsar las inversiones: el MITECO ha abierto la primera convocatoria de ayudas para proyectos singulares de instalaciones de biogás, dotada con 150 millones de euros procedentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Estos fondos se destinarán a iniciativas de aprovechamiento energético de residuos orgánicos que potencien la economía circular y se valorará el impacto positivo en zonas de Transición Justa y Reto Demográfico, comunidades energéticas o pymes.

Un buen ejemplo es el acuerdo que las compañías Naturgy, Enagás y Genia Bioenergy han firmado con la Generalitat Valenciana para impulsar la producción de 87 GWh al año de gas renovable a partir de la paja del arroz e introducirlo en la red de distribución. Una iniciativa que ya probó su viabilidad en el proyecto piloto y que ayudará a solventar problemas como la mala calidad del aire que se genera con la quema de paja del arroz, en una zona protegida de interés natural como es el Parque Natural de l’Albufera.

La Comunitat Valenciana presentaba recientemente la ‘Ruta Valenciana del Biogás’, un proyecto que tiene como meta invertir 500 millones de euros para instalar 100 plantas de generación de gas renovable, sumando fondos del programa Next GenerationUE, autonómicos y del sector privado. Esta inversión, según Mireia Mollà, responsable de la Consellería de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, se traducirá en una importante rentabilidad a diferentes niveles, “los beneficios socioeconómicos que supone crear una industria sostenible que creará 6.000 empleos nuevos y reducirá las compras de gas natural a terceros países por un importe superior a los 300 millones de euros”. Según la Consejería, este centenar de plantas producirán gas renovable que equivaldría a cuatro veces el consumo de la industria textil valenciana o al total de la flota de autobuses privados de la Comunitat Valenciana.

En otro punto del mapa, Naturgy también ha anunciado la adaptación de la planta de biometano instalada en la explotación ganadera de Porgaporcs, en Vila-Sana (Lérida), para inyectar gas renovable en la red de distribución del grupo en 2023. La compañía invertirá 1,5 millones de euros en este proyecto para avanzar en su objetivo de que en 2050 todo el gas que circule por sus redes de distribución sea de origen renovable. La planta de Vila-sana inyectará 11,8 GWh/año de biometano en la red de distribución de gas, equivalente al consumo anual de más de 3.000 hogares. La generación y consumo de este gas renovable evitará la emisión a la atmósfera de más de 2.450 toneladas equivalentes de CO2 al año, lo que equivale a plantar más de 4.900 árboles.

Desde la Asociación de Cooperativas Agro-Alimentarias de España, a la que pertenecen más de 3.000 cooperativas del sector, se ha planteado a la Administración el desarrollo del programa Circulares y Sostenibles 2025, para coordinar la recogida centralizada para el tratamiento de 1,2 millones de toneladas de purín y 2 millones de toneladas de subproducto y residuos industriales. Esto se traducirá en más de una docena de proyectos en diferentes comunidades autónomas (Cataluña, Castilla y León, Galicia, Asturias, Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía).

Hay proyectos también para la generación de biogás a partir de subproductos de las fresas, de la cerveza, del vino o del aceite de oliva.

Materia prima y redes de gas: las claves del potencial de España

España es uno de los países con mayor superficie dedicada al cultivo y con una mayor producción ganadera. Según los datos de Eurostat, la FAO y el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente, estas actividades generan anualmente 130 millones de toneladas de estiércoles y purines, 7 millones de toneladas de residuos alimentarios y 11 millones de toneladas de residuos agrícolas y forestales, que son (además de los lodos de depuradora) la materia prima que se utiliza para la producción de biogás.

El proceso consiste en la descomposición de la materia orgánica en ausencia de oxígeno, que tiene lugar en unos tanques llamados biodigestores. En ellos, ayudados del calor, los desechos se descomponen debido a la acción de microorganismos naturales, generando como resultado el biogás: una mezcla de metano, CO2 y pequeñas cantidades de otros gases. En un proceso posterior de purificación llamado upgrading, se eliminan el agua y otras sustancias y se separa el dióxido de carbono (CO2) del metano (CH4). Así se obtiene el biometano, un gas equivalente al gas natural, que puede inyectarse directamente en la red tradicional y destinarse a los mismos usos que el gas fósil: suministro de industrias y usos cotidianos en las viviendas como calefacción, cocina, agua caliente y combustible para vehículos.

Precisamente la riqueza española en materia prima y los cerca de 100.000 km de redes de gas que tiene nuestro país permitirían al gas renovable llegar a cualquier zona de la península sea cual sea su origen. Estos son los factores clave por los que que la Unión Europea reconoce a España como tercer país con mayor potencial de producción de biometano, después de Francia y Alemania.

Nuestro país tiene por delante un enorme campo de actuación y crecimiento y todo hace prever la inversión en un número de proyectos cada vez más elevado para los próximos años. De acuerdo a GASNAM, se espera que 64 plantas de biometano estén ya en explotación para 2024. El futuro empieza.

El tesoro del gas renovable, en 5 datos:

España tiene un potencial disponible para generar biometano de 137 TWh al año. Gracias a ello se podría dar servicio a más del 100% del consumo doméstico comercial o a más del 40% del consumo total de gas natural como energía final.Se estima que el biometano podría aportar al PIB alrededor de 472 millones de euros en 2030. Además, permite una valorización económica de los residuos, convirtiéndose en una fuente de ingresos para agricultores y ganaderos. A esto hay que sumar el ahorro en la factura que supondrá el autoabastecimiento de energía de las explotaciones.Esta nueva actividad económica y social está, además, ligada a las zonas no urbanas y a los sectores industriales y primarios, por lo que contribuirá a la creación de nuevas empresas y pequeñas empresas en torno a la cadena de valor del biogás en las zonas rurales, favoreciendo la creación del empleo y el asentamiento de la población en zonas menos pobladas. El desarrollo de este vector energético contribuirá a la generación de unos 25.000 puestos de trabajo en los próximos años.

 

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