Aunque hace algunos meses que el precio del combustible ha detenido su escalada imparable hacia los dos euros y todavía se mantiene la subvención del Ejecutivo que descuenta 20 céntimos por cada litro de combustible, el precio de los carburantes sigue siendo una gran preocupación para los españoles.
Especialmente para los usuarios de vehículos que utilizan diésel, llenar el depósito se ha convertido en un deporte de riesgo en los últimos meses: según el Boletín Petrolero de la Unión Europea, los conductores que utilizan este tipo de combustible abonan hasta un 12% más que quienes utilizan gasolina. Esta tendencia ha invertido la trayectoria habitual de los precios de la gasolina, que siempre han estado por encima de los del diésel.
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz no arrojó previsiones mucho más esperanzadoras para los próximos meses: “En caso de continuar con las tensiones geopolíticas actuales en Europa, me temo que la grieta del diésel va a quedar muy abierta”.
Los motivos que aporta Imaz para justificar esta previsión son las restricciones a las importaciones del diésel ruso y la proximidad del invierno, cuando los precio suben de acuerdo con el incremento de la demanda. Por último, el ejecutivo apuntó a la sustitución del gas natural por diésel para paliar la escasez del primer combustible: “En los próximos meses veremos precios todavía más altos si no hay acuerdo político sobre la invasión de Ucrania y el conflicto ruso”.
Octubre cerró el precio del combustible diésel con 1,97 céntimos el litro, frente a los 1,76 de la gasolina: en los próximos meses, según el aviso del directivo de Repsol es de esperar que esta brecha aumente entre ambos combustibles.
