Sergio Massa, sobre 2023: un pronóstico y un anhelo

La semana pasada el ministro de Economía de la Nación afirmó, por separado, que “si no baja la tasa de inflación, el oficialismo perderá las próximas elecciones” y que “el objetivo es llegar a abril de 2023 con una tasa mensual de inflación que comience con 3″. Se trata de dos aseveraciones referidas a una misma cuestión, pero de naturaleza diferente.

No tengo ninguna receta referida a cómo ganar las próximas elecciones y tengo fuertes dudas de que alguien la tenga. Es más: todavía no contamos con una buena explicación de los resultados de las elecciones pasadas. Pero, error tipo I, error tipo II: si yo fuera candidato del oficialismo le prestaría mayor atención a quienes me aconsejan ocuparme de la inflación que a quienes me sugieren que me concentre “en las cosas importantes”.

La referencia a la tasa mensual de inflación de abril de 2023 está más cerca de un anhelo que de un pronunciamiento concreto de política económica, como sería la actualización del enfoque de metas de inflación aplicado a partir de fines de 2015, que siempre califiqué como una estupidez conceptual, y encima planteada con bandas numéricas en las que nadie creía.

¿Qué están haciendo Massa, Rubinstein, etc. para que el referido anhelo se convierta en realidad? Una mezcla de ortodoxia y heterodoxia. Lo primero tiene que ver con el control fiscal y monetario, terreno súper específico y por consiguiente del cual se habla mucho y se sabe poco. Pero sí se sabe que las medidas fiscales y monetarias no reducen la tasa de inflación de la noche a la mañana.

El Poder Ejecutivo complementa esta acción con el programa de precios justos (ignoremos una nomenclatura tan poco feliz) sobre la base del cual un conjunto de empresas congela, durante cuatro meses, los precios de algunos productos y se compromete a no aumentar los del resto de los bienes que fabrican más de 4% por mes. ¿Le pusieron un revolver en la sien a los propietarios de las empresas? Les prometieron prioridad en la compra de dólares oficiales para comprar insumos. Veremos.

Aquí y ahora, le puedo dar el beneficio de la duda a la combinación de ambos tipos de medidas, pero no un cheque en blanco. Quiero decir, si –digamos– en diciembre de 2022 la tasa de inflación no cede, y para enero de 2023 pinta para algo parecido, mejor que el equipo económico no se enamore del esquema porque estaría aumentando las distorsiones.

 

Generated by Feedzy