PARÍS.– Las relaciones se complican cada vez más entre la Unión Europea (UE) y Hungría. Estimando que las medidas en materia de justicia y lucha contra la corrupción del gobierno de Viktor Orban siguen sin responder a los requisitos del bloque, la Comisión Europea (CE) propuso este miércoles el congelamiento de 13.000 millones de euros de fondos europeos destinados a Budapest.
En plena pulseada política con el primer ministro húngaro, el ejecutivo europeo aconsejó a los 27 miembros del bloque la retención de 7500 millones de euros de fondos de cohesión de la UE correspondientes al presupuesto 2021-2023, a los cuales se agregan 5800 millones del llamado plan de reactivación –o recovery plan– decidido después de la pandemia de Covid. Hungría necesita desesperadamente ese dinero para estabilizar su economía, debilitada por la inflación, que supera en el país el 20%, y un aumento del 40% de los precios alimentarios.
Bruselas justificó la medida con el argumento de que las iniciativas en materia de independencia de la Justicia y lucha anticorrupción exigidas por la UE no han sido aplicadas por Budapest. Desde abril, el gobierno ultranacionalista de Orban es objeto de un procedimiento que condiciona la entrega de fondos europeos a esas reformas, con un primer vencimiento el 19 de noviembre pasado.
“No habrá ningún desembolso mientras esas condiciones esenciales no hayan sido correctamente cumplidas”, afirmó este miércoles el vicepresidente ejecutivo de la comisión, Valdis Dombrovskis.
Valdis Dombrovskis anuncia el congelamiento de la ayuda para Hungría (Photo by Kenzo TRIBOUILLARD / AFP) (KENZO TRIBOUILLARD/)
La decisión se produce en un momento crítico de las relaciones entre Budapest y las instancias europeas, agravado por la actitud de Orban ante la invasión rusa de Ucrania. Budapest critica con vehemencia las sanciones europeas contra la economía rusa, a las que acusa de empobrecer a Hungría. El primer ministro obtuvo, por ejemplo, la posibilidad de continuar importando petróleo de Rusia, mientras que la empresa rusa Rosatom también debe construir los dos futuros reactores nucleares húngaros.
Veto de Hungría
Pero, sobre todo, Hungría veta el desembolso de un préstamo de 18.000 millones de euros de la UE a Ucrania en 2023, limitándose a una ayuda nacional de unos 187 millones de euros. El problema reside en que ese préstamo requiere la unanimidad de los 27 países miembros, y la negativa húngara basta para bloquear todo el proceso. Para el comisario europeo del Presupuesto, Johannes Hahn, se trata de un auténtico “chantaje político”, simple revancha de Budapest al bloqueo de las ayudas que debería recibir la UE. Budapest replica que no hay ninguna conexión entre ambos temas.
El Parlamento Europeo se colocó en primera línea para fustigar a “las autoridades húngaras que continúan aprovechando abusivamente de la regla europea de la unanimidad para bloquear decisiones esenciales”. Extremadamente críticos del gobierno de Orban, al cual calificaron en septiembre de “régimen híbrido de autocracia electoral”, los eurodiputados presionan a la comisión. El grupo centrista Renew incluso amenazó a Bruselas con una moción de censura si llega a aceptar el desbloqueo de los fondos a Hungría.
“El dinero es la única cosa que comprende Viktor Orban. Llamamos a la comisión y al consejo (órgano integrado por los presidentes y primeros ministros de los 27) a persistir en la línea de defensa del Estado de derecho”, afirmó el eurodiputado verde alemán Daniel Freund.
Pero la Comisión Europea no tiene el poder de decidir sola semejante sanción. El congelamiento de los 13.000 millones de euros que recomendó este miéroles debe ser confirmado por los Estados miembros por mayoría calificada antes del 19 de diciembre. Esto significa contar con el aval de 15 de los 27 países que conforman el bloque.
En todo caso, las actuales tensiones políticas podrían contribuir a acelerar “un período de inestabilidad macroeconómica nunca vista desde 2008″ en Hungría, analiza Mateuz Urban, economista de Oxford Economics.
Además de la fuerte inflación, la moneda húngara se devalúa y su deuda –mayoritariamente en dólares y euros– aumenta, mientras las tasas de interés han sido fijadas al 13% por el banco central.
La ausencia de fondos europeos privaría al presupuesto nacional de recursos vitales.
Hungría es uno de los primeros beneficiarios por habitante, pues esos recursos representan un promedio anual de 1,7% del PBI. Sin esas ayudas, el 25% de las inversiones públicas podrían derrumbarse, provocando una recesión de 1,3% del PBI en 2023, según Oxford Economics.
En ese terreno, hace tiempo que Bruselas señala a Budapest profundas fallas en la atribución de mercados públicos, no solo en cuanto a la identidad de los beneficiarios, sino ante la presencia de graves conflictos de interés, sin hablar de la fragilidad de los procedimientos de control.