Tensa calma en Ucrania, Occidente prepara ayuda invernal

KIEV, Ucrania (AP) — Una tensa calma reinaba el martes en Kiev, mientras los vecinos de la capital ucraniana hacían lo que podían para prepararse para ataques de misiles rusos dirigidos a destruir más infraestructura energética al comienzo del invierno.

En un intento de aliviar el golpe, los países de la OTAN ultimaban sus planes para enviar desde mantas hasta generadores y asegurar que los 43 millones de ucranianos pueden mantener su determinación en el 10mo mes de combates contra la invasión rusa.

La primera dama de Ucrania imploró a Occidente que demostrara la misma firmeza mostrada por los ucranianos ante la campaña militar del presidente de Rusia, Vladimir Putin.

“Los ucranianos están muy cansados de esta guerra, pero no tienen opción”, dijo Olena Zelenska, esposa del presidente, Volodymyr Zelenskyy, en una entrevista en la BBC durante una visita a Gran Bretaña.

“Confiamos en que la próxima temporada navideña no les haga olvidar nuestra tragedia y acostumbrarse a nuestro sufrimiento”, añadió.

Se esperaba que los ministros de Exteriores de la OTAN, reunidos en una cumbre de dos días en Bucarest, Rumanía, hicieran nuevas promesas de apoyo no letal de la alianza de 30 naciones a Ucrania, como envío de combustible, generadores, suministros médicos y equipamiento de invierno, además de nuevo apoyo militar. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tenía previsto anunciar una partida considerable de ayuda estadounidense para la red energética ucraniana, según funcionarios de Estados Unidos.

La red ucraniana ha sufrido duros ataques rusos desde principios de octubre, en lo que las autoridades estadounidenses describen como una campaña rusa para instrumentalizar el frío del inminente invierno.

Los ucranianos preparaban sus defensas para tropas y civiles. El gobierno habilitó cientos de centros de ayuda, bautizados como Puntos de Invencibilidad, donde los afectados por cortes de luz, calefacción y agua podían calentarse, cargar sus celulares, encontrar algo de comida y bebidas calientes e incluso algo de entretenimiento.

“No he tenido electricidad durante dos días. Hoy sólo hay algo de electricidad, y nada de gas”, dijo Vanda Bronyslavavina, que se tomaba un descanso en uno de esos centros en el vecindario de Obolon de Kiev.

La mujer, de 71 años, lamentó la incertidumbre sobre si Rusia simplemente reanudará sus ataques cuando se haya arreglado la infraestructura, en un frustrante ciclo de destrucción y reparaciones.

El dilema subrayaba cómo la guerra seguía cerniendo una sombra sobre todos los aspectos de la vida, aunque las bajas civiles se mantuvieran relativamente bajas.

Las fuerzas rusas atacaron durante la noche siete regiones en el sur y el este de Ucrania con misiles, drones y artillería pesada, según Kyrylo Tymoshenko, número dos de la oficina del presidente. Al menos un civil murió y dos resultaron heridos.

Tymoshenko dijo que para el martes se había restablecido el suministro eléctrico al 24% de los vecinos de la afectada ciudad sureña de Jersón.

En los campos de batalla en la región oriental de Luhansk, un gobernador regional dijo que las fuerzas ucranianas mantenían su lento avance hacia las líneas defensivas rusas entre dos importantes ciudades. Sin embargo, Serhiy Haidai reconoció en declaraciones televisadas que la llegada del invierno planteaba una “difícil” situación sobre el terreno.

Las posibilidades de paz seguían siendo remotas. El Kremlin reiteró el martes que las negociaciones sólo serían posibles si Ucrania cumple sus demandas. El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo a la prensa que “es imposible celebrar ninguna negociación ahora porque el bando ucraniano las rechaza de plano”.

Señaló que para entablar conversaciones haría falta “voluntad y disposición política para hablar de las demandas rusas”.

Rusia ha exigido que Ucrania reconozca Crimea como parte de Rusia y reconozca otros avances rusos. También ha mantenido sus demandas previas de “desmilitarización” y “desnazificación”, aunque con menos firmeza que en el pasado.

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Jill Lawless, en Londres, contribuyó a este despacho.

 

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