Mundial Qatar 2022: Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, insiste en la candidatura argentina para 2030

DOHA (enviado especial).- Para convertirse en anfitrión de una copa del mundo es necesario contar con varios atributos, pero hay dos que inclinan la balanza en la decisión final: influencias políticas y dinero, mucho dinero. Las cifras que demandan llevar adelante un Mundial se disparan cada cuatro años. Se estima que Brasil gastó cerca de 11 mil millones de dólares en 2014, mientras que Rusia tuvo que desembolsar unos 14 mil millones de dólares cuatro años después para tener la copa en su casa.

El Mundial de Qatar excede cualquier presupuesto conocido hasta el momento para un país organizador. La cita que estamos viviendo en Doha es parte de un plan mucho más ambicioso pergeñado por la familia real Al Thani, que rige los destinos de este pequeño y rico emirato árabe. Se estima que los qataríes gastaron más de 200 mil millones de dólares en una infraestructura que excede la construcción de ocho estadios mundialistas desde cero.

Se estima que la familia real qatarí gastó más de 200 mil millones de dólares en la organización de este Mundial (Aníbal Greco/)

Las críticas en cada uno de los países que hacen un Mundial, algo parecido a lo que sucede con las ciudades sedes de los Juegos Olímpicos, están en el legado y si realmente los contribuyentes de esos países organizadores reciben los frutos de lo que invierten. Pero hay alguien que nunca pierde y cada vez se asegura mayores ganancias: la FIFA.

El organismo que rige el fútbol tiene en sus manos un negocio global, en el que Estados y marcas luchan por quedarse con la próxima edición mundialista. Para el 2026, el ente que comanda el suizo Gianni Infantino (que no se resigna a su idea de una copa del mundo cada dos años) asignó un inédito formato en tres países: Canadá, México y Estados Unidos, que acogerá la mayoría de las sedes. Será también el debut de un torneo de 48 selecciones para que el negocio siga en expansión. ¿El fútbol? Es lo de menos.

Las chances de la Argentina

En esta danza de miles de millones, la Argentina junto a sus vecinos Uruguay, Paraguay y Chile quieren organizar el Mundial de 2030. El mayor argumento es que ese año se cumple el centenario del primer Mundial, que se disputó en Montevideo y ganaron los locales frente a los argentinos. Eran épocas de pelota de cuero cocida a mano, viajes en barco y canchas de pasto y barro.

Este mes, el presidente Alberto Fernández firmó el decreto en el que se oficializó la “Corporación 2030″, una asociación privada sin fines de lucro, un requisito legal que pide la FIFA a los países candidatos.

En el Congreso de la FIFA de 2024 se conocerá dónde se jugará el torneo del centenario. Cuesta creer que en solo seis años las economías sudamericanas, y en especial la argentina, puedan conseguir financiamiento para construir estadios, autopistas y aeropuertos, entre otras grandes obras de infraestructura.

Además, deberá competir con la firme candidatura de España y Portugal, a la que se le agregó Ucrania como un golpe de efecto geopolítico. También podrían sumarse los petrodólares de Arabia Saudita, junto a Egipto y Grecia.

Alejandro Domínguez junto al presidente de AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, y el presidente de FIFA, Gianni Infantino (@alejandrodominguezws/)

El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, sostiene la candidatura conjunta de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. En una charla en Doha, le dice a LA NACION: “Hoy no estamos a la altura, pero si nos organizamos, para el 2030 podemos hacerlo. El Mundial del 2030 es un compromiso que tiene el fútbol con la historia y la historia empezó en Sudamérica”.

-¿Cree que los países sudamericanos necesitarán ayuda internacional para organizar un Mundial?

-No necesitamos ayuda internacional. Yo no coincido con la gente que cree que el fútbol pasa por el dinero. Por muy linda que sea la ciudad en la que estemos no creo que eso sea lo necesario para el fútbol.

-¿España y Portugal corren con ventaja para 2030?

-España y Portugal se merecen un Mundial en cualquier momento, pero siempre va a haber tiempo para hacerlo allí; lo que no va a haber es otro centenario de un Mundial. Y eso es lo que hay que valorar y respetar. Es una obligación y compromiso de FIFA.

Uno no puede festejar el cumpleaños en la casa del vecino. Es legítimo que España se proponga, pero el 2030 no va a ser un Mundial más. Es el centenario. Y el Mundial es la fiesta más grande que tiene el mundo. Si nos remontamos 100 años atrás, cuando había que viajar en barco, cuando los equipos no tenían ropa, nadie en ese momento se hubiese imaginado que eso que nació en Sudamérica se iba a convertir en esto que es hoy: probablemente la fiesta más ambicionada por todos los países en el mundo. Son 100 años y hay que conmemorarlos.

-¿Cómo se puede transformar ese sueño en realidad?

-Nosotros no soñamos, creemos en grande. Creemos que Sudamérica tiene que volver a recuperar su sitial y hay que ser reconocidos. Hubo una falta de trabajo en el fútbol en los últimos 20 años y ahí también es donde hemos dejado espacio como para que no seamos el continente con más cantidad de copas del mundo ni a nivel de selecciones ni a nivel de clubes.

-¿Cómo analiza la organización del Mundial?

-Hasta ahora es una organización impecable. Con campos de juego soñados y con estadios con una atmósfera muy linda. Creo que todavía lo mejor está por venir.

 

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