Promisoria explotación petrolera offshore

Se encuentra en proceso de desarrollo una perforación investigativa en el talud de la plataforma continental argentina a 315/307 kilómetros al este de Mar del Plata. El proyecto está a cargo de la firma noruega Equinor, asociada con YPF y Shell. Se le adjudicaron ocho bloques de exploración costa afuera, tomando la firma noruega la conducción en seis de ellos. El trabajo se iniciará con el pozo Argerich 1, el primero de aguas profundas, en el Bloque Cuenca Argentina Norte 100 respondiendo a estudios sísmicos y geológicos adquiridos y reprocesados en 2021. Sobre la base de los descubrimientos que se logren y de la evaluación de la factibilidad de desarrollar producción, se elaborará el programa de explotación. Ningún flujo de gas o petróleo fluirá por el Argerich 1. Una vez que haya aportado toda la información necesaria, el pozo será taponado y sellado.

Esta primera perforación será en el talud, donde el suelo marino desciende a una profundidad de 1500 metros. Puede tenerse una idea del lugar recordando que el submarino ARA San Juan yace a 800 metros de profundidad y que su hallazgo requirió más de un año. La perforación de este primer pozo continuará unos 2500 metros por debajo del lecho marino. El objetivo será la extracción de muestras y la realización de mediciones. El tipo de reservorios que espera comprobarse es el convencional, no el de esquistos o shale, como el de Vaca Muerta. Se aspira a extraer petróleo y gas asociado para ser transportados en buques tanque directamente a la exportación. El gas deberá licuarse en embarcaciones ad hoc.

Las probabilidades de éxito son elevadas, no solo por los estudios preliminares que consideran la posibilidad de que el yacimiento pueda producir el equivalente al 40% del petróleo que hoy produce la Argentina, sino, además, por la referencia muy concreta del éxito de Brasil en obtener hidrocarburos en áreas marinas de gran profundidad al este del talud. Están allí en producción yacimientos que se extienden en una franja de 800 kilómetros con reservas del orden de 1300 millones de metros cúbicos en petróleo liviano y gas asociado. También fue exitosa la producción costa afuera en el litoral atlántico de Nigeria y Angola, en conformaciones geológicas que acompañaron la separación de Africa y Sudamérica. De todas maneras, antes de adelantar conclusiones, es prudente esperar los resultados que aporte el pozo exploratorio.

Vecinos de Mar del Plata así como organizaciones ambientalistas vienen expresando preocupación por el eventual impacto de derrames y pérdidas sobre aguas y costas, asociada al recuerdo de episodios asimilables con impacto negativo. La audiencia pública del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, con la participación de 266 expositores del ámbito público y privado, se extendió por tres jornadas. Resta publicar los informes y la declaración de impacto ambiental.

Por un lado, las empresas a cargo y las opiniones expertas aseguran que no habrá riesgo si se garantiza la aplicación estricta de normas de prevención y seguridad. La firma operadora cuenta con 50 años de experiencia en explotación de yacimientos offshore en Noruega y otros países, sin reportar siniestros ambientales. Si aún subsistieran dudas, la ubicación de los bloques concedidos dista de la costa más de 300 kilómetros, con corrientes marinas que se mueven en dirección nordeste. En el improbable caso de un derrame, el fluído se alejaría de nuestro litoral. La Argentina ya cuenta con operaciones hidrocarburíferas en el mar en las cuencas austral y neuquina, que están más cerca del territorio y producen gas y petróleo sin haber afectado aguas y costas. No se trata de prohibir la actividad, sino de exigir y controlar la aplicación de las tecnologías y normas que aseguren la preservación del ambiente. La responsabilidad de las empresas es fundamental, así como lo es el control de aseguradoras y auditores internacionales. Un accidente ambiental puede significar la quiebra de una empresa. Sus accionistas son los principales interesados en que ello no suceda.

La situación internacional de los mercados energéticos ha cambiado como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. Los precios aumentaron, pero, paradójicamente, han encontrado a nuestro país postergando sus inversiones y obligado a importar gas. Una destructiva política tarifaria aplicada por la actual gestión de gobierno logró llevar al país de ser exportador a importador. La situación internacional no se aprovecha como se habría podido. Por esa razón todo proyecto para incrementar la producción de energía debe ser, en principio, bienvenido. Las energías renovables y limpias tienen obviamente preferencia, no obstante, y con el firme compromiso de descarbonización, en la transición el gas natural deberá jugar un papel relevante y el petróleo que no se extraiga en los próximos años, probablemente quedará para siempre bajo tierra. No se trata de entablar un debate entre ambientalistas y energéticos, sino un dialogo sin preconceptos y con fundamentos serios y demostrables.

 

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