El taller de Catalina Ruiz está ubicado en un sector de la casa familiar ubicada en Pilar. Aquí se instaló en 2020 cuando pintó 370 cuadros por encargo. Ese año, sus obras ofrecían una porción silvestre muy requerida en medio del encierro y, ella necesitaba espacio para trabajar a sus anchas. “Tenía cuadros por todos lados. De pronto, se hizo evidente que necesitaba un espacio exclusivamente para mí”.
Sobre la mesa, velas (Luces Candles & Home). Apoyadas en la pared, obras sin enmarcar de la serie “Ornamental”, en acrílico y pastel tiza. (Javier Picerno/)
Así nació el proyecto de este estudio con taller y zona de exposición y, de alguna manera, se consolidó también la carrera artística de esta politóloga que se formó en distintas técnicas plásticas en Buenos Aires, Londres y Barcelona.
Apertura para crear
El estudio de Cata es una estructura de bloques de cemento con techo de chapa, cerramientos de hierro y revestimiento exterior pigmentado con ferrite. (Javier Picerno/)
La salamandra (Tromen) está elevada sobre una sencilla y discreta estructura de obra que permite guardar leña debajo. (Javier Picerno/)
El sector de trabajo de Cata tiene una parte de lavado, estantería de madera y una escalera de hierro que sube al depósito donde están las obras pendientes de enviar al exterior. (Javier Picerno/)
La universidad le dio a Cata recursos prácticos para organizar su producción y satisfacer una demanda que se extendió hasta el exterior. (Javier Picerno/)
Hamaca (Mercado Libre). (Javier Picerno/)
El ceilo raso es de machimbre, las paredes están pintadas a la cal y el piso de cemento alisado. Unidos a estos materiales puros, los cuadros dan sensación de hogar
Lámpara de pie de bronce (Anita Gil). (Javier Picerno/)
La rutina de Cata incluye pausas para aprovechar el entorno del taller: al mediodía se toma un respiro para salir a caminar y ocuparse de sus propias plantas. (Javier Picerno/)
La casa familiar
La casa de sus padres, donde se instaló a partir de la cuarentena tras abandonar el Centro, está unos cuantos metros al sur de su estudio. (Javier Picerno/)
En el living de la casa grande, la gran arcada vidriada enmarca el hogar con un antiguo espejo pintado a mano en el centro. (Javier Picerno/)
Además de haber establecido la distribución a partir de dos largos sofás, la ambientación combina armónicamente la colección de tesoros familiares, incluyendo una obra de Cata frente a otra de su mamá, la pintora Magdalena Inurrigarro.
En el comedor, un mural pintado por madre e hija. El dormitorio de Cata tiene respaldo de cama de pana verde, almohadones pintados y manta color crema (Luna Deco). (Javier Picerno/)
Atardecer rural
Mesa exterior de madera revestida en chapa de zinc y rodeada de sillas ‘Quilmes’. (Javier Picerno/)