Tienen ustedes ya colgados en la plataforma HBO Max los cuatro capítulos de ‘La sagrada familia’, la única serie documental, hasta la fecha, sobre la ‘Pujol’s family’ y sus corruptelas. El análisis metódico de esta producción lo tienen escrito en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica, desde la semana pasada, obra de nuestro compañero Fidel Masreal. Les recomiendo su lectura.
Desde el punto de vista televisivo creo que es de interés resaltar que haya tenido que ser finalmente una plataforma, privada, y de pago, la que se haya atrevido a hacer lo que TV-3, la gran televisión pública de Cataluña, no ha querido hacer nunca. Al contrario, le ha interesado tapar, boicotear, hurtar a la ciudadanía, cualquier retrato en profundidad de esos más de 20 años de ‘oasis catalán’ completamente podrido. Esta iniciativa de ahora, pilotada por la productora Lavinia con el periodista Jordi Ferrerons y el cineasta David Trueba como directores, es una fundamental aproximación a aquello que se llamó ‘el virreinato de Pujol en Cataluña’. Algunos han considerado incluso que lo que esta serie desvela son solo algunos de los hilos de una telaraña densa y corrupta. Es asombroso, por ejemplo, en el capítulo 4, escuchar al único Pujol que participa en el documental, Josep Pujol Ferrusola, diciendo que eso de cobrar en ‘B’, en negro, era tan normal, y que claro, “El dinero negro ¿donde lo metes? ¿eh?”. Pues eso, en Andorra, Isla de Man, Panamá… en cualquier paraíso fiscal de los muchos que al parecer visitaba esta familia. También, en el capítulo 3, es colosal la intervención de Lluís Prenafeta, el que fue tantos años ‘La mano’ del Virrey, por decirlo en términos de ‘La casa del dragón’, diciendo con toda naturalidad: “¿Corrupción? ¡Ya la había desde la Grecia antigua! Si hay algo de corrupción, no digo que no, ¡es consubstancial!”.
Me ha sorprendido que algún analista considere la confesión sobre ‘la deixa de l’avi Florenci’ como un grave error de cálculo de Pujol. Fue todo lo contrario. Fue la estrategia perfecta para que todo el foco recayese sobre aquella calderilla y así impulsar el relato –con TV-3 como gran megáfono– de que toda la enorme fortuna salió de allí. Si TV-3 quiere redimirse un poco de lo mucho que ha callado sobre esta ‘family’ lo que debería hacer es llegar a un acuerdo con HBO y Lavinia, y reemitir el documental, en abierto, para toda Cataluña.