“El humor hace bien, es sanador”, dice Mike Chouhy, reconocido comediante, treintañero que se hizo famoso por sus videos cómicos en Instagram. Corría el año 2015 y esta actividad aún pertenecía a un selecto nicho de unos pocos talentosos y visionarios –aunque también audaces- que se lanzaron a explorar una nueva faceta artística, sin entender muy bien de qué se trataba esta fascinante y novata aplicación digital.
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Y si bien la historia de Chouhy no tiene como causa la infelicidad o insatisfacción personal, sí habla de lucha, perseverancia y convicción, factores con los que se enfrentó a la hora de tomar decisiones y elegir su rumbo de vida: aquella profesión que lo acompañaría para siempre.
Tenía apenas 26 años cuando este humorista decidió cambiar de trabajo, resignar el sueldo de una multinacional y volver a vivir en la casa de su madre para disfrazarse todas las mañanas durante seis meses de teddy bear y conquistar la atención de los chicos de un jardín de infantes. “Jamás imaginé la dimensión que podía alcanzar todo esto”, se sincera, entre corridas de ensayos y el cuidado de su hija Margarita de un año y medio.
Criado en San Isidro, la actuación siempre representó cierta curiosidad en su vida, y aunque no sabe bien de dónde viene ese interés, si de algo está convencido, es que lo que arrancó como un hobby terminó siendo protagonista de sus días, una actividad que nunca más soltó. Sus primeros pasos arriba del escenario los dio en las obras de teatro del colegio Pilgrims donde, sin saber por qué, siempre “ligaba el personaje más gracioso del acto”. Y eso que para sorpresa de muchos, era un adolescente bastante tímido.
Atrás quedaron los años escolares para darle lugar a la vida universitaria: “Tal como el mandato familiar indicaba, arranqué la facultad con una carrera tradicional sin dudarlo demasiado”, comenta Chouhy quien se recibió en tiempo y forma de Administración de Empresas en la Universidad Católica Argentina (UCA). Con diploma en mano, llegó la hora de salir a la cancha e incursionar en el mundo empresarial. Siguiendo el “deber ser”, empezó a trabajar de analista y luego en el sector comercial de una reconocida empresa multinacional.
En 2015, a seis meses de arrancar con la publicación de sus videos en Instagram, tenía 6000 seguidores, hoy cuenta con más de 820.000
Luego de trabajar unos tres años en relación de dependencia, le picó nuevamente el bichito de la actuación, actividad que había dejado en segundo plano desde la secundaria. Se anotó en un curso de stand up, una de las disciplinas más aclamadas y arriesgadas del teatro. ¿ La razón? Una cuota de curiosidad y otra para aprovechar su talento. “En esa práctica conocí un universo que me flasheó y que me llenó de herramientas”, cuenta el comediante y explica que notaba que su vocación florecía un poquito más en cada clase.
Una vez finalizado el curso y mientras seguía con su trabajo en la multinacional, decidió hacer “changas” relacionadas con el arte después de las 18 horas cuando terminaba su horario laboral. “No era infeliz con mi vida, al contrario, siempre me sentí privilegiado de poder tener un trabajo estable y en paralelo dedicarme a lo que me apasionaba. Pero sentía que tenía herramientas para explotar esta faceta y vivir por completo de ella”, destaca Chouhy.
Para esa época era junio de 2015 y, no tuvo mejor idea que anotarse en una audición. Se trataba de una obra de teatro en inglés e itinerante destinada a chicos de colegio para aprender idiomas de manera didáctica. Sin demasiadas vueltas -mentira piadosa mediante- acusó en el trabajo que tenía dentista y que no podía ir a la oficina. Y fue así como quedó seleccionado para interpretar el papel de un oso, donde casi que no se le iba a ver la cara. “Era un jueves y en la compañía de teatro me dieron hasta el día siguiente para decidir si aceptaba o no la propuesta: tenía que disfrazarme todas las mañanas de teddy bear y obviamente resignar al sueldo fijo. Era jugado. Pero acepté”, recuerda el comediante y cuenta que, a raíz de esta decisión, tuvo que volver a la casa de su madre ya que, cobraba algo así como la mitad, o menos, de lo que venía acostumbrado. Pero la recompensa era mayor.
“Sea lo que sea le meto mucho esfuerzo, mucha garra; esto es un aprendizaje constante”, dice Mike Chouhy
Con esta decisión tomada, y cabe aclarar que se dio de manera natural, el plan sería el siguiente: primero debía renunciar de un día para el otro y después, conseguir un trabajo para la tarde o noche. De todas maneras, su vida había dado un volantazo y si bien sabía que podía volver para atrás, algo internamente le decía que estaba por el camino correcto.
Así fue como durante las noches se dedicó a hacer humor presentándose en distintos bares y complejos de su zona. No obstante, en ese mismo momento apareció el auge de Instagram y algunos osados, no tardaron en compartir sus videos de entretenimiento. Chouhy no se quedó atrás y se sumó a esta movida que recién comenzaba. “Eran muy pocos los que lo hacían, pero me pareció una buena oportunidad para darme a conocer y en una de esas, seguir creciendo. Eso sí, la clave estaba en tomárselo en serio. Había que tener disciplina y constancia para subir contenido”, comenta.
Y el furor durante esos primeros seis meses fue tal, que no paró de sumar adeptos a sus redes y para diciembre, tenía acumulados 6000 seguidores. Acto seguido, hizo dos funciones de stand up en dos bares que llenó con 60 personas cada uno. Por cierto, frente a este éxito, también tuvo que renunciar a la compañía de teatro infantil.
“Reírse mejora el bienestar emocional, distiende y genera buen estado de ánimo”, dice Marcos Apud, psicólogo y Wellness Coach (IRISH SUAREZ/)
Mientras tanto y más consolidado, su propuesta artística se iba perfeccionando. Entre sus hits, se encuentran dos sketches que apodó como “El cheto con sube” y “Juan Casette”. Las parodias e ironías sobre sí mismo se volvieron virales. “El humor es un género auto referencial. Arranqué hablando de mis salidas y los boliches, ahora hablo de mi hija y rol de padre. Mechás un poco lo que te sucede con una cuota de actualidad, entonces el material madura con vos. En mi caso siempre busco darle un aire de frescura”, explica Chouhy.
Y de eso se trata, de divertirse y hacer reír, de entretener a un público que busca distenderse y pasar un buen rato lejos de sus preocupaciones diarias. Sin embargo, pararse en el escenario y lograr esto es más difícil de lo que parece. Y es que detrás de las risas y la simpatía, hay una enorme preparación por parte del humorista, un arduo trabajo que implica horas de estudio y creatividad. No todos lo logran, tampoco todos le saben sacar el jugo.
Y es que el humor cura. Marcos Apud, psicólogo especializado en Wellness, explica que se trata de algo necesario para todas las personas. “Reírse mejora el bienestar emocional, distiende y genera buen estado de ánimo”, sostiene. Para el especialista, la risa es fundamental para vivir más livianos y relajados. Y a través de las endorfinas que produce, la mente se resetea.
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Ya habían pasado dos años desde que se abocó de lleno a la actuación cuando realizó su primera función a sala llena en el legendario teatro Maipo junto a Darío Orsi. Con él presentaron “Sanata”, una obra con la que recorrieron el país de punta a punta para luego exportarla a Uruguay, Paraguay y España. Presentación que duró tres años.
Hoy, además de seguir con su show de stand up llamado “La nueva normalidad” en el teatro Maipo, que tiene su última función del año el 16 de diciembre, incursionó en la comedia. Fue parte del elenco de “La tiendita del horror” que se presentó en el teatro Astral de la calle Corrientes durante seis funciones. “Fue un desafío grande porque implicó cantar, bailar y actuar. Fue mostrarme desde otro lado para abordar un género distinto. Soy un comediante que está de gira por todos lados”, remata.
Y ante la pregunta de cómo se describiría a sí mismo, no duda ni un segundo en definirse como una persona “laburadora”. “Sea lo que sea le meto mucho esfuerzo, mucha garra; esto es un aprendizaje constante”, dice Chouhy. Con más de 820.000 seguidores en Instagram, asegura que en el humor encontró un estilo de vida, una puerta de entrada a un universo fascinante y sanador.