Antes de que Dua Lipa y Shakira cursaran baja de Qatar 2022, Ana Muzychuk (Leópolis, Ucrania, 1990) renunció a disputar dos títulos mundiales de ajedrez–160.000 euros era el premio– en Arabia Saudí. No quería estar “donde las mujeres eran ciudadanas de segunda”, dijo. Ella y su hermana, Maryia, gran maestra también, se han refugiado en Valencia de la crudeza de la guerra de Putin . Ambas son embajadoras de la tercera edición del Llobregat Open Chess Tournament –del 30 de noviembre al 8 de diciembre– que se celebra en el complejo de Can Massallera de Sant Boi de Llobregat.
-¿Se puede concentrar?
-No es fácil cuando la gente de tu país está muriendo. En julio, en las Olimpiadas de ajedrez en Chennai (India), decidí no escuchar las noticias antes de un torneo.
–Nueve meses lleva lejos de Leópolis.
-Nos marchamos en febrero con una bolsa y un ordenador con la esperanza de regresar pronto. Las primeras semanas lavábamos la ropa y la volvíamos a meter en la maleta, pero los meses iban pasando y la situación iba a peor. Guardarla en el armario fue duro.
-¿Qué saben de su familia?
-Hablamos cada día por pantalla. Están lejos de Kiev y del Dombás, pero sufren cortes de luz que hacen caer internet. Aunque no nos lo transmiten –mis abuelos nos dicen: “Mañana todo irá mejor”–, sabemos que tienen problemas. Estamos preocupadas.
-En el tablero geopolítico, ¿cómo hacer un jaque a Putin?
-Sé de ajedrez, no de política.
-Negarse a jugar con ‘hiyab‘ en Arabia Saudí fue un acto político.
-No quería estar donde a las mujeres se les trata como ciudadanas de segunda. Hubo quien dijo que tenía que ir, pero la mayoría elogió mi decisión. Hice lo correcto. Pasados los años, cuando la gente escucha mi nombre, aún dice: “¡Es la que no quiso ir a Arabia Saudí!”.
-Bobby Fischer, a quien admira, dijo que las mujeres no estaban hechas para el ajedrez.
-Hay que situar esa opinión en el contexto de hace 50 años. Él era un campeón mundial y podía vencer a cualquier jugadora fácilmente. Las diferencias se han reducido muchísimo, aunque los mejores jugadores juegan mejor que las mejores jugadoras.
-¿Y eso por qué?
-La gente cree que el ajedrez es una cuestión de inteligencia, pero es mucho más. Es importante la fortaleza. Los hombres tienen mayor resistencia física y pueden trabajar de manera eficiente durante muchas horas. Las mujeres se cansan más rápido.
-Usted no. ¿Ellos le reconocen la maestría o se muestran condescendientes?
-Los hombres tienen un espíritu de pelea innato. No les gusta nada perder y, si ocurre, sintiéndose superiores, te lo hacen notar. A mí me da rabia perder, sea ante un hombre o una mujer, pero procuro ser amable. Mi temperamento es calmado.
-¿Se parece en algo a la Beth Harmon de ‘Gambito de dama’?
-No. La serie sirvió para popularizar el ajedrez femenino. Durante las dos primeras semanas de emisión tuvo una audiencia gigante y muchos padres apuntaron a las niñas a un club. Pero explica la vida de la ajedrecista como un cuento de hadas y me disgustó la imagen que proyectaba. Los adolescentes podían sacar la conclusión de que si juegas al ajedrez, haces lo que quieres, te emborrachas, y en pocos años llegas a campeón del mundo. Eso no es real.
-¿Es muy sacrificado el camino?
-Desde que me levanto, entreno en distintos programas de ordenador. Tenemos ingenieros que analizan las posiciones. Y por la tarde añado ejercicio físico. En Valencia hemos descubierto el pádel y me gusta.
-¿Tiene vida más allá?
-Mi hermana y yo viajamos mucho y conocemos a mucha gente interesante. Cuando éramos niñas nuestra vida era muy distinta de la de otros niños. Los torneos nos impedían ir a la escuela con regularidad.
-Su abuelo le llevó un caballo a la cuna, entrena desde los 3 años. ¿Nunca quiso otra vida?
-El mundo del ajedrez es mi mundo. Y si juegas, tienes que dedicarte. Sin embargo, he hecho otras cosas. En Leópolis hice estudios universitarios para ser ‘coach’ deportiva, con asignaturas de medicina. Y por mi capacidad de análisis, de mejora y de creación de algo nuevo, creo que podría ser una buena programadora.
-Hay campeonas de ajedrez que abandonan prematuramente.
-Hay una edad en que les interesa formar una familia.
-No está por esa labor…
-El régimen de torneos lo complica.
-¿Cómo le gustaría pasar a la historia?
-Como una ajedrecista activa. Y como una buena persona.