Gran proveedor de uranio para la Unión Europea, Níger tiene dificultades para vivir de su mineral por las bajas cotizaciones, las reservas difíciles de explotar y los extractores internacionales que a veces son muy voraces.
“Desde hace varios años, la industria de uranio a nivel mundial está caracterizada por una tendencia a la baja continua de las cotizaciones”, se lamenta la ministra nigerina de Minas, Yacouba Hadizatou Ousseini, consultada por la AFP.
Cita especialmente la “presión ecologista” tras la catástrofe de Fukushima o la explotación de “yacimientos particularmente ricos en Canadá”.
La gigante obra del yacimiento de Imouraren que debía producir 5.000 toneladas anuales durante 35 años, está parada desde 2014, “teniendo en cuenta las condiciones del mercado”, indica el grupo francés Orano que debía explotarlo.
Orano, ex Areva, redujo recientemente su tamaño en ese país que suministraba 20% del uranio europeo. El año pasado Cominak, una de sus filiales que operaba desde los años 1970 en la región desértica de Arlit, cesó sus actividades tras el agotamiento de sus recursos.
Y la producción de su segundo sitio, explotado por su filial Somair, bajó con 2.000 toneladas extraídas en 2021, frente a 3.000 nueve años antes.
¿Esto podría significar la condena del uranio nigerino? No necesariamente.
Tras años de cotizaciones muy bajas, los precios experimentan mejoría, a 50 dólares la libra de uranio, lejos de los 110 dólares de 2007 pero en alza con relación a los años 2010.
“Los precios son bajos con relación al costo de producción. Muchas minas cerraron por esta causa. Pero hoy la subida es lenta. A largo plazo hay importantes necesidades especialmente para las centrales eléctricas de Rusia o China”, dice a la AFP un experto francés de mineral que pidió el anonimato.
– Francia ya no es la única –
Una perspectiva que provoca cierta atracción por Níger.
Empresas chinas, australianas, estadounidenses, británicas, italianas, canadienses, indias y rusas lograron permisos de prospección en los últimos años.
“En la actualidad, 31 permisos de búsqueda de uranio y 11 títulos de explotación de uranio están vigentes”, señala a la AFP el ministro de Minas nigerino.
El 5 noviembre, la compañía canadiense Global Atomic Corporation empezó la extracción de uranio en su sitio, situado a unos cien kilómetros al sur de Arlit.
Promete invertir 184,4 millones de euros en la construcción de una mina en 2023.
“Hay un futuro para el uranio de Níger pero no necesariamente con Francia”, indica el experto francés.
Históricamente, Niger obtiene poco de los beneficios generados por las riquezas que tiene su subsuelo. En 2020, su contribución al presupuesto nacional no superó 1,2%.
El tema se ha centrado varias veces en el pulso político-económico con la expotencia colonial francesa.
En 2007, el presidente Mamadou Tandja exigió y obtuvo un aumento de 40% del precio de compra del uranio por Areva.
Su sucesor Mahamadou Issoufou, también ex empleado de Areva, se indignó de que su país, cuarto productor de uranio en el mundo, solo obtenga de ese mineral el “5% de los beneficios del presupuesto nacional”, en la época.
Tras largas negociaciones se logró un acuerdo en 2014 que prevé mejores ingresos para Níger mediante la construcción de la mina gigante de Imouraren, que aun está en espera.
El uranio “solo nos ha causado desolación (…) y todos los beneficios son para Francia”, afirma Tchiroma Aissami Mamadou, experto nigerino que acusa a la posición de casi monopolio detentada durante casi medio por Orano.
“Desde la creación de las empresas mineras en Níger, y hasta fines de 2021, el Estado de Níger se benefició de 85% de los ingresos económicos directos de las empresas mineras, constituidas por la tasa minera, otros impuestos y tasas, y los dividendos”, respondió Orano, interrogada por la AFP.
La empresa francesa añade que invirtió decenas de millones de euros “en proyectos para mejorar la salud de la población, la escolarización de los niños, el acceso al agua y el desarrollo económico de las comunas de las zonas de implantación de los sitios mineros”.
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