Con Mbappé no hay maldición que valga: Francia ya está en octavos

Kylian Mbappé muerde la maldición de los campeones del mundo, la mastica y se la acaba tragando con las fauces abiertas de par en par. Ni ese mal fario ni las numerosas lesiones que viene arrastrando frenan a una Francia que no necesita brillar para sumar seis puntos en las dos primeras jornadas y convertirse en la primera selección clasificada para octavos de final en este Mundial de Qatar. La derrotada Dinamarca (1 punto) deberá ahora jugarse el pase contra Australia (3) y Túnez (1) el miércoles en el epílogo de la fase de grupos.

España, Alemania, Italia y la propia Francia habían caído eliminadas tras levantar cuatro años antes el trofeo más preciado del fútbol. La selección de Deschamps esquiva ahora ese destino con solvencia, agarrada a la voracidad de un Mbappé que no necesitó hacer un partido enorme para marcar dos goles e igualar a Enner Valencia como pichichi provisional del torneo. Tiene cosas que mejorar Francia, pero tiene ahora margen para hacerlo pues es incluso virtualmente primera de su grupo.

Ganó pero no puede presumir en exceso Francia. Dembélé percutía y percutía por la banda, acompañado en esta ocasión por Koundé, que relevó a Pavard con respecto al primer partido (también entró Varane por Konaté en el eje de la zaga). Era el elemento más desestabilizador de una Francia que concentraba por alto todas sus amenazas y a la que le faltaba una marcha más, tal vez dos, para agobiar a Dinamarca en otras facetas del juego.

Poco de Griezmann

En buena medida, porque Griezmann apenas aparecía en esa posición híbrida que ejerce en Francia, a veces interior, otras mediapunta, en ocasiones casi en paralelo con Giroud. Dio la sensación de que Deschamps puso más énfasis en la preparación del duelo en posicionarse bien frente al esquema danés con cinco defensas que en los mecanismos necesarios para superarlo.

Así que pasaron pocas cosas en la primera mitad en el estadio 974. Varane fue quien más cerca estuvo del gol, cabeceando un córner, salvando Maehle el gol cuando Schmeichel ya estaba vencido. Y se lució el portero danés ante otro intento aéreo de los galos, esta vez de Rabiot. Pero poca más historia hubo que contar.

Algo cambió tras el descanso. O bien Dinamarca adelantó voluntariamente sus líneas o bien, más probable, Francia tuvo la habilidad de forzarles a hacerlo. El caso es que la selección de Deschamps supo construir esos espacios que tan bien aprovecha para incrementar los voltios de la calurosa tarde a orillas del Golfo Pérsico.

Avisó Mbappé con una cabalgada, después Griezmann tuvo un remate franco que mandó al cielo ya completamente anochecido de Doha. Y finalmente, cuando se cumplía la hora de partido, fue la estrella del PSG quien, tras una pared con Theo Hernández, fusiló a Schmeichel desde el interior del área para romper el 0-0 inicial.

Vuelta a empezar

Lo más difícil para Francia estaba hecho… pero lo desaprovechó en apenas siete minutos. Fue en un córner, arte que los daneses dominan, que se resolvió con un cabezazo implacable de Christensen ante un pasivo Rabiot, después de que Andersen completara una precisa prolongación en el corazón del área.

El partido pareció reiniciarse, con Francia de nuevo apostando por colgar balones al área para confiar en su juego aéreo, pero Dinamarca se revolvía, con dos buenas ocasiones de Lindstrom y Braithwaite, que entró al campo tras el descanso.

La iniciativa, sin embargo, era francesa, y acabó certificando un triunfo justo a cuatro minutos del final del tiempo reglamentario. Centró Griezmann desde la derecha y Mbappé entró como un avión con rematar con lo que pudiera, que en este caso fue el muslo. Un gol, el segundo de la noche, que vale una clasificación para octavos y una oportunidad para que Deschamps regule el esfuerzo de sus jugadores en el último partido ante Túnez.

 

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