El gran sueño de Messi corre el serio peligro de convertirse en una terrible pesadilla. El crack argentino está (o, tal vez, habría que hablar en pasado y decir estaba) convencido de que en Qatar puede ganar, por fin, su Mundial. Messi espera conquistar el único título que le falta en la que será, sin duda, su última participación en esta competición. Lleva meses preparándose física y psicológicamente para poder ofrecer su mejor versión en el torneo. Y llegaba al debut ante Arabia Saudí con unos extraordinarios registros, dignos del mejor Messi blaugrana. Pero el batacazo ante los saudíes, totalmente inesperado, despertó viejos fantasmas. El recuerdo de las reiteradas decepciones con Argentina en la Copa del Mundo y, también, de los múltiples fracasos con el Barça en la Champions. Reapareció ese Messi cabizbajo e impotente que tan poco nos gusta. Un Messi frustrado. Un Messi triste. Un Messi cansado. Un Messi que ve como su último gran anhelo se aleja.
No está todo perdido. Por supuesto. La selección albiceleste todavía puede lograr su clasificación para los octavos de final. Pero está obligada a ganar, sí o sí, esta tarde a México. Solo vale la victoria. Cualquier resultado que no sea un triunfo puede significar la eliminación y, por lo tanto, el fiasco absoluto. Messi, el mejor futbolista de la historia, no merece acabar su carrera con otra humillación. Cuando el dolor por su traumática salida del Barça empieza a apaciguarse, caer en la fase de grupos del Mundial sería una frustración tremenda para Messi y, por supuesto, para todos sus fans (argentino y no argentinos) que quieren que el crack culmine su carrera con ese título tan deseado.
Y mientras Messi y Argentina se juegan esta noche su futuro, España se prepara con una jornada festiva para el decisivo duelo del domingo ante Alemania. Luis Enrique sigue con su particular gestión de la selección y dio un día festivo a sus jugadores para que pudieran relajarse con sus familias. La iniciativa del técnico asturiano (que seguro que será criticada por aquellos que menosprecian cualquiera de sus decisiones) persigue claramente mantener esa fidelidad absoluta de los futbolistas que hace posible que el grupo sea cada vez más fuerte. El objetivo no es otro que llegar frescos al duelo contra los germanos. Un duelo con aires de venganza por las dos partes. Con muchas asignaturas pendientes. Y con tres puntos que sentenciarán el futuro del grupo.