La llegada a la cancha fue con batucada. Brasil no es de esas selecciones que le escapan al rol de candidatos. Ahí se los vio a Raphinha, Richarlison y Paquetá liderando una bajada del ómnibus a todo color, bailando y haciendo ruido con panderetas y tamborcitos. El favoritismo para el partido con Serbia no se escondió nunca. Desde el resultado, si bien tardó en soltarse, terminó demostrando una superioridad arrolladora. El triunfo por 2-0 se quedó corto en relación al rendimiento que tuvo el seleccionado de Tité en la segunda etapa, por la primera fecha del Grupo G que comparten con Suiza y Camerún. Una de las grandes figuras fue Richarlison, autor de los dos goles, el segundo con una pirueta de tijera, una extraordinaria resolución individual. Sí, Brasil se toma las cosas en serio, pero bajó del micro que lo trasladó al estadio con batucada y en el campo de juego terminó jugando con ese ritmo.
La mala noticia fue la lesión de Neymar. Rodrigo Lasmar, médico de la selección brasileña, confirmó que Neymar sufrió una entorsis en el tobillo de su pierna derecha. Sin embargo, habrá que esperar a unas pruebas médicas que se realizará dentro de las 24 horas y allí determinarán definitivamente el alcance de su lesión que, por el momento, no parece que le impida perderse el Mundial.
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Brasil siente el fútbol de esa manera. Claro que asumen la presión por ganar, quieren incluso un título que se les niega hace tiempo y la revancha que necesita la muy buena gestión de Tité tras la final de la Copa América perdida con la Argentina en 2021. No sólo es la batucada. También hay sonrisas y show en la primera práctica en Doha. A Neymar le tiran una pelota de 35 metros de alto desde un dron y él la controla como si tuviera un guante en el botín derecho. Todos aplauden, se abrazan y se ríen.
Se ríen, pero también se entrenan con la intensidad con la que juegan en los partidos oficiales. Dani Alves, de 39 años, en la semana disputó dos pelotas con excesiva fuerza que estuvieron cerca de lesionar a dos compañeros: los delanteros Raphinha y Pedro. La entrada a Raphinha fue durante un conocido “loco”, en el que algunos jugadores tocan la pelota y uno debe recuperarla. A los pocos segundos volvió a la ronda y Alves le ofreció disculpas, chocándole la mano. Una muestra de que también el juego se lo toman con seriedad.
Richarlison de Brasil anota el segundo gol de su equipo durante el partido del Grupo G de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 entre Brasil y Serbia (Justin Setterfield/)
Brasil, campeón mundial en las Copas de Suecia ‘58, Chile ‘62, México ‘70, EEUU ‘94 y Japón y Corea 2002, quiere recuperar el protagonismo luego de haberse quedado afuera en los cuartos de final en el Mundial de Rusia 2018. El equipo dirigido por Tite, de 61 años, hizo una gran eliminatoria sudamericana, incluso finalizó en el primer puesto e invicto, y Qatar representa una buena ocasión para retomar los primeros planos.
Las estadísticas se ofrecían como aliadas en la previa. La verdeamarela es, además, es la única que participó de todas las ediciones (21 en total) y también la que tiene mayor porcentaje de rendimiento en Mundiales con un 72,47% de los puntos conseguidos (237 en total). Por último, por si fuera poco, es la que más goles a favor posee en la tabla histórica con un total de 229.
Neymar intenta un córner olímpico y la pelota da en el travesaño; Vinicius pierde un mano a mano ante Milinkovic-Savic en el primer tiempo. Brasil es capaz de generar un ataque con cuatro pases, a pura velocidad. Pero también se excede en intentos individuales. El bloque ofensivo en el esquema 4-2-3-1 de Tité se busca con pases, pero intenta más con gambetas individuales. Raphinha, Neymar, Vinicius y Richarlison son buenos, pero mejor si juntaran sus habilidades.
El delantero brasileño Neymar recibe tratamiento durante el partido contra Serbia por el Grupo G del Mundial, el jueves 24 de noviembre, en Lusail, Qatar. (AP Foto/Andre Penner)
No son los únicos, ya que Paquetá se suelta en la línea de volantes y los laterales Danilo y Alex Sandro se proyectan con decisión. Hasta Casemiro puede llegar a la medialuna del área adversaria y probar con un remate desde afuera (el segundo, a colocar, dio en el travesaño). Los defensores centrales, Marquinhos y Thiago Silva primero defienden pero también avanzan: son ellos los que pueden filtran un pase de 40 metros para asistir a un atacante. Sin embargo, en la primera etapa apenas generan dos aproximaciones.
Neymar tuvo un partido correcto, pero hasta ahí. Fue influyente, pero no determinante. Terminó con un esguince de tobillo por pisar mal, pero Serbia lo marcó fuerte. A tal punto que 9 de las 12 infracciones que cometió fueron al actual futbolista de PSG.
El festejo de la selección de Brasil por el segundo gol frente a Serbia (Matías Boela /)
En el segundo tiempo se buscaron más, intentaron con más sociedades y triangulaciones, cada desborde por afuera de Vinicius y Raphinha tuvo como finalidad encontrar en el centro a Neymar o Richarlison; cada descarga de Paquetá era para que un delantero quede de frente al arco rival. Alex Sandro saca un terrible zurdazo que da en el palo izquierdo del arquero Milinkovic-Savic.
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— pablo, (@pablordenis) November 24, 2022
Pero el partido se destrabó con la suma de casi todos los intérpretes, con el juego colectivo. Nació de un anticipo ofensivo de Thiago Silva en campo rival, siguió con un pase de Paquetá para Neymar; el 10 aceleró con gambetas y cambios de ritmo, la pelota le llegó a Vinicius que remató al palo más lejano, el arquero dio rebote y Richarlison la empujó a la red. Gol de 9 para quien, en realidad, no tiene características de centrodelantero nato. Pero hace tiempo que es la principal apuesta del entrenador de Brasil.
Y el segundo fue una obra de arte: tras una asistencia de Vinicius de izquierda al centro, Richarlison hizo una pirueta de capoeira en el punto penal y batió con una gran tijera al arquero. Una vez con el partido definido, ahí sí Tité hizo modificaciones: ingresaron Rodrigo (por Vinicius), Antony (por Neymar), Gabriel Jesús (por Richarlison) y Martinelli (por Raphinha). Hay titulares y también recambio. La única preocupación se dio por la lesión de Neymar. El dominio de Brasil era arrollador, con diez situaciones de riesgo sólo en la etapa complementaria. Cuando el juego fluyó más desde lo colectivo, Serbia no pudo hacer nada.