Antes de convertirse en república en el siglo XX, Irlanda compartió un destino común con Gran Bretaña. Las historias que nos cuentan sus castillos más importantes así lo demuestran.
Muchos nacieron como fortalezas de puro carácter defensivo y durante los siglos subsiguientes, especialmente a partir del Renacimiento, adquirieron increíble esplendor.
En algunos los interiores de estos palacios recrean la vida de las familias nobles que lo habitaron durante siglos y es todo un plan recorrerlos y sumergirse en aquellos tiempos. Otros, cuentan con museos especializados muy vinculados a las actividades de sus propietarias, que suman interés a la visita.
1. Kilkenny
Lujo irlandés
El castillo de Kilkenny, puro lujo irlandés, rodeado de bellos jardines y lago artificial.
Una vez dentro, el espíritu de la vida real victoriana se hace presente. Quizá, sea el único sitio del país donde puede apreciarse este esplendoroso pasado.
La propiedad nació en el siglo XIII como un castillo defensivo, en el sureste de Irlanda en la ciudad del mismo nombre, Kilkenny. Hoy esta urbe es muy conocida por su espíritu medieval pero también por su intensa vida nocturna.
A partir del siglo XIV perteneció a la familia Butler, antiguamente conocida como Fitzwalter. En 1920 fue comprado por Martín Breyer. Actualmente es una propiedad estatal y está abierta al público
A lo largo de sus ocho siglos de historia sufrió sucesivos cambios, lo que hoy vemos es la última remodelación que devuelve una imponente y bella estampa rodeada de varias hectáreas de campo, lago artificial y jardín de rosas aterrazado.
Kilkenny nació como una fortaleza defensiva y con el paso de los siglos se transformó en el lujoso castillo que se visita hoy.
Por dentro, la profusa decoración abunda en alfombras estampadas, tapices de seda, lujosos muebles y objetos invaluables, que reviven la vida diaria de la nobleza durante el siglo XIX.
La Gran Galería exhibe imágenes prerrafaelitas y naturalistas pintadas en los cielorrasos; las tendencias orientales se reflejan en el dormitorio chino. Después, está la escalera morisca del segundo piso tallada en madera con detalles vegetales y pequeños animales, así como un cuarto íntegramente ambientado con lujoso mobiliario para niños.
Los interiores del palacio esconden tesoros invaluables desde el punto de vista artístico, una colección que se caracteriza por su tono diverso. Entre sus joyitas vale mencionar los tapices Decius Mus del siglo XVII y la colección de retratos de la familia Ormonde, solo para mencionar algunas de la piezas que allí pueden verse. Todos los objetos destacan sobre la increíble paleta de colores que exhibe la ambientación interior.
Datos para visitantes
Cuánto vale la entrada: adultos, desde €6.00. Niños, de 12 a 17 años, €4.Más información: www.kilkennycastle.ie
2. Malahide
Antigua historia y magia de hadas
Malahide fue un regalo del rey Enrique II a su fiel caballero ,Richard Talbot, cuya familia lo mantuvo en sus manos hasta el siglo pasado.
Luego de la conquista de Irlanda, el rey Enrique II cedió estas tierras a Richard Talbot, un noble caballero que lo acompañó en aquellos duros años. Desde entonces, a excepción de un breve período– durante el cual los soldados de Cromwell se apoderaron transitoriamente del sitio– el castillo permaneció en manos de la familia.
La fortaleza original se edificó en madera, más tarde toda la estructura fue reemplazada por piedra. A lo largo de los siglos, se añadieron, modificaron y reforzaron habitaciones y fortificaciones hasta que el castillo adquirió su forma actual. Recién hacia 1765 se agregaron las torres.
Emplazado a 17 km de Dublín puede visitarse junto a guías especializados que invitan a recorrer las estancias ambientadas con muebles del siglo XVIII. Las habitaciones privadas de los condes de Shrewsbury -los Talbot- permanecen como si la familia aún viviera allí.
El sendero de la hadas es una de las tantas posibilidades para recorrer los jardines del castillo de Malahide que cuenta con bellos sectores de cuidado diseño.
El último barón de Malahide, Lord Milo Talbot, vivió en el castillo hasta su muerte en 1973. Su hermana Rose heredó la propiedad y decidió venderla al Estado irlandés en 1975. Desde entonces, el castillo es sede de encuentro de líderes políticos y cumbres internacionales, y recibe a miles de visitantes locales e internacionales cada año.
El castillo alberga además el museo ferroviario. En el gran parque funciona el único jardín de mariposas del país. A un lado están los restos de la antigua Abadía y el histórico cementerio.
El Sendero de las Hadas – Fairy Trail- es una divertida propuesta para aquellos que lleguen con niños. La idea es recorrer durante una hora un camino interactivo con esculturas y otras imágenes que remiten al mítico mundo de duendes y hadas. Una propuesta que se desarrolla por los jardines de castillo, capaz de trasportar a grandes y chicos a una dimensión mágica.
Más información: www.malahidecastleandgardens.ie
Datos para visitantes
Cuánto vale la entrada: Adultos € 8,00. Niños € 5,50..Más información: www.malahidecastleandgardens.ie
3. Birr
Un conde apasionado por las estrellas
El castillo de Birr, en la región central de Irlanda, cuenta con un increíble telescopio en sus jardines. (Gentileza Birr Castle./)
Desde hace cuatrocientos años el castillo años pertenece a la familia Parsons, ellos abren las puertas de su casa cada verano, entre mayo y septiembre, para recibir al turismo con entradas que se venden con la anticipación de rigor.
Ubicado en el condado de Offaly, en el centro del país, funciona como una suerte de centro histórico y científico ya que además del valor arquitectónico del sitio existe allí un museo que exhibe los logros de los científicos irlandeses y sus contribuciones a la botánica y a la astronomía.
La construcción original de carácter anglo-normanda cuenta hoy con dos torres que se agregaron en 1628. En los años venideros soportó dos duros asedios que dejaron a la familia en ruinas y a las obras paralizadas.
Los condes de Rosse, la familia Parsons, ambientaron el castillo a todo lujo. (Paul Sherwood [email protected]; 00 353 87 230 9096/)
Recién a principios del siglo XIX, se rehízo la fachada que cambio de estilo, esta vez neogótico, y de orientación. Luego se añadió un gran salón octogonal que mira al río. De esa época es el gran telescopio, The Leviathan, que puede verse en el jardín, una verdadera maravilla de la ingeniería.
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Entre mayo y septiembre , con previa reserva, los condes de Rosse abren las puertas de su propiedad para deleite de los visitantes. (Paul Sherwood [email protected]; 00 353 87 230 9096/)
Durante 75 años este telescopio fue el más grande el mundo. Fue construido en 1845 a instancia de William Parsons, tercer conde de Rosse.
El conde, un fanático de la astronomía, rastreo las indicaciones que había dejado William Herschel cuando a finales del siglo XVIII inventó el Gran Cuarenta Pies, un telescopio que develó que Urano no era una estrella sino el séptimo planeta del del sistema solar. Con estos secretos técnicos y luego de capacitar a varios de sus jornaleros se largó a construir su añorado telescopio y lo logró.
El gran aparato instalado en el jardín del castillo –el Leviatán– le permitió descubrir entre otras cosas la silueta espiralada de la galaxia M51, que desde entonces se conoce como Galaxia Remolino. Algunos creen que esta singular formación inspiro una de las obras mas famosas de Vincent Van Gogh, La noche estrellada.
Antiguo óleo que ilustra el gran telescopio construido por el tercer conde de Rosse, un artilugio que le permitió descubrir la galaxia espiralada M51.
En 1908 el Leviatán se desmanteló. Sin embargo, en 1997 fue restaurado y puesto a punto. Hoy, es objeto de especial interés para aquellos que llegan a visitar el castillo de Birr. Desde 2017, el lugar cuenta, además, con un moderno radiotelescopio que permitió observar por primera vez a una estrella enana roja a 75 billones de kilómetros de distancia.
Los jardines son otro de los atractivos del sitio. Se trata de unas 50 hectáreas con 5.000 especies de plantas y otras tantas de arboles que los condes de Rosse trajeron de sus viajes por el mundo, incluso de países y regiones tan lejanas como Kirguistán, Pakistán, Irán, Sudáfrica, Nueva Zelanda, China y Bután. Una razón más para llegar al castillo y dedicarle una extensa visita.
Datos para visitantes
Cuánto vale la entrada: solo visitas guiadas con reserva previa €12,50.Más información: www.birrcastle.com