El 92% de los estudiantes del grado de Educación infantil son chicas. Algo parecido, aunque no tan exagerado, ocurre con Enfermería (82%) y en Psicología (76%). En Informática, sin embargo, el 86% son chicos. Y en las ingenieras, un 74% también son varones. “Estas cifras no son propias del siglo XXI”, sentencia el ministro de Universidades, Joan Subirats, que hoy ha presentado en Madrid un estudio sobre segregación en las facultades.
“Tan preocupante es que haya pocas ingenieras como que haya pocos enfermeros”
Los estudios superiores no son ajenos a una realidad sexista que se vive desde las aulas de primaria y secundaria: las niñas se sienten más disciplinadas y modestas mientras que los niños aceptan mejor el rol de genios y brillantes. En ESO, solo el 4% de las alumnas se inclinan por estudiar una carrera científica, que goza no solo de más prestigio social sino de más salario. “No deberíamos aceptar que la cultura de los cuidados se asocie con las mujeres y la cultura científica, con los hombres”, sentencia el ministro.
“No deberíamos aceptar que la cultura de los cuidados se asocie con las mujeres y la cultura científica, con los hombres”
Cuando la mujer empezó a poner sus pies en la universidad, en 1910, lo hicieron en disciplinas que se consideraban “adecuadas” para ellas: cuidados o estudios de letras. En los años 80 hubo una explosión de las universidades públicas, pero la segregación “no ha cambiado esencialmente”, explica Amaya Mendikoetxea, rectora de la Autónoma de Madrid (UAM) y responsable de Igualdad de la Conferencia de Rectores (Crue). En su opinión, la brecha de género se convierte en “abismo” en el caso de las personalidades que reciben títulos como el honoris causa.
“Tan preocupante es que haya pocas ingenieras como que haya pocos enfermeros”, sentencia la rectora, que insiste en que en las aulas de Medicina hay más presencia femenina (69%), en Química está más o menos igualado pero en las Ingenieras la presencia masculina es abrumadora. Por no hablar de Física técnica, donde las alumnas no llegan ni al 10%.
Tasas más bajas
Con el objetivo de revertir la situación, Subirats propone dejar de compartimentar los estudios para que los grados más técnicos incorporen asignaturas más humanísticas o relacionadas con la cultura. Asimismo, las carreras relacionadas con los cuidados, deberían tener elementos más técnicos. Otra idea propuesta por el ministro es “incentivar las matriculaciones en función de si se quiere tener más presencia femenina o masculina”. ¿Cómo se haría? Bajando el precio de las tasas, por ejemplo, o fijando unas cuotas para alcanzar unos porcentajes que sí sean más propios del siglo XXI, como 60% y 40%. Estas ideas son, sin embargo, solo ideas. El ministro reconoce que su departamento no tiene capacidad de maniobra en este sentido y que todos los planes de estudio deben pasar tanto por las comunidades autónomas como por las universidades antes de ponerse en práctica.
“No solo hablamos de desperdicio de talento, también de justicia social. Es un riesgo sistémico que el mundo se esté construyendo de manera segregada”
María Ángeles Sallé, doctora en Ciencias Sociales y experta en género, también asegura que es imprescindible romper la separación entre ciencias y humanidades para dar más cabida a las mujeres en la esfera de las carreras técnicas. “No solo hablamos de desperdicio de talento, también de justicia social. Es un riesgo sistémico que el mundo se esté construyendo de manera segregada”, insiste.
Con 9 o 10 años, el rendimiento en ciencias es similar en niños y en niñas. Sin embargo, ellas suelen tener peores resultados solo en matemáticas. No deja de ser curioso que hace unos 40 años, la presencia de mujeres en las carreras de matemáticas era ligeramente superior a la de los hombres. ¿Por qué? “Porque se relacionaba con la enseñanza escolar. La presencia de mujeres en las facultades de Matemáticas ha ido disminuyendo porque ahora son una disciplina que se relaciona más con la ciencia”, recuerda Sallé. “Se perpetua el estereotipo de que ellas prefieren trabajar con personas y ellos, con cosas”, añade.
El Ministerio de Universidades ha lanzado la campaña ‘Dale la vuelta’ con la que pretende sensibilizar al alumnado y empezar a revertir la segregación con algunos modelos importantes, como la astronauta Sara García. En la campaña se recuerda, por ejemplo, que solo el 6% de los matrones son hombres.