En Argentina, 1985, el film que sigue dando tanto que hablar, el presidente Raúl Alfonsín no aparece (apenas en una escena se insinúa su voz). Esto ha encrespado por demás a los radicales que consideran que se le retaceó el lugar relevante que se merecía. Pero la verdad es que, más allá de tomar la valiente decisión de juzgar a los comandantes de la dictadura, luego se mantuvo discretamente al margen para no interferir en el trabajo de la justicia federal, lo que habla muy bien del primer presidente de la democracia, poco imitado en esto por sus sucesores.
¿Quieren una película en la que Alfonsín esté en casi todas las escenas? Fácil: algún productor corajudo y un buen guionista se tendrían que animar a llevar al cine la electrizante Semana Santa de 1987, en la que Aldo Rico y un grupo de carapintadas se sublevaron en Campo de Mayo. Contar esas nerviosas horas en las que tambaleó la democracia y en las que el Presidente se subió a un helicóptero para ir a parlamentar con los insurrectos, mientras la Plaza de Mayo repleta esperaba llena de incertidumbres el desenlace de aquel episodio sería colosal, bien a tono para celebrar los 40 años de la democracia. Y otro éxito de taquilla asegurado.
